Los talibanes insistieron en que Afganistán «tiene una larga tradición de victorias contra los invasores arrogantes».
Los talibanes amenazaron al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con más violencia, después de que el mandatario norteamericano descartara ayer la posibilidad de dialogar con el grupo insurgente tras los recientes ataques en Afganistán.
«Trump y sus aliados favorables a la guerra deberían entender que cada acción conlleva una reacción y, si hacéis hincapié en la guerra, la nación muyahid no puede recibiros con flores», afirmaron los talibanes en un comunicado remitido a Efe.
Tras la negativa estadounidense al diálogo, «la responsabilidad de la guerra y el derramamiento de sangre recaerá ahora sobre sus espaldas», subrayaron en la nota los insurgentes, que hasta ahora han rechazado sistemáticamente todas los llamamientos al diálogo del Gobierno afgano.
«Aunque nuestro enemigo solo hace hincapié en la guerra, creemos que la resistencia imbatible y la paciencia infinita de nuestra nación hará que los invasores acepten la verdad y se sienten en la mesa de negociación», aseguró el grupo liderado por el mulá Haibatullah.
A pesar de ello, los talibanes insistieron en que Afganistán «tiene una larga tradición de victorias contra los invasores arrogantes», por lo que la negativa de Trump a negociar conllevará que se «multipliquen las pérdidas humanas y materiales de los militares (norte)americanos».
Trump afirmó ayer durante un almuerzo en la Casa Blanca con los embajadores de países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que Estados Unidos no quiere «hablar con los talibanes«.
«Puede que haya un momento (para el diálogo), pero va a ser dentro de mucho tiempo», agregó Trump, tras la muerte el pasado sábado de 103 personas en un atentado perpetrado por los talibanes con una ambulancia bomba en Kabul que causó, además, más de 200 heridos.
El Gobierno afgano ha impulsado varias iniciativas de diálogo en los últimos tres años llamando a los talibanes a participar en una solución negociada en el conflicto que se abrió tras la invasión del país por parte de Estados Unidos en 2001.
Tanto el Proceso de Kabul, un mecanismo lanzado con el respaldo de la ONU y de la comunidad internacional tras un atentado en mayo del año pasado que causó 150 muertos en la capital afgana; como la iniciativa del Grupo a Cuatro (G4) en el que participan Afganistán, Pakistán, China y EEUU, han sido rechazadas por los talibanes.
Hace unas semanas, el Gobierno afgano desveló que se ha iniciado un proceso de acercamiento con facciones talibanas en Turquía con vistas a iniciar un proceso de paz, una opción que de nuevo el principal grupo talibán, liderado por Haibatullah ha rechazado.
Los talibanes hicieron un contacto inicial con el Gobierno afgano en Pakistán en julio de 2015, pero el proceso quedó suspendido pocos días después ante la decisión del Gobierno afgano de anunciar entonces que el mulá Omar había muerto dos años antes.
Ese anuncio llevó a una pugna interna entre los talibanes, que se dividieron en varios grupos internos llegando incluso a enfrentarse militarmente entre ellos.
Afganistán atraviesa una de sus etapas más sangrientas tras el final en 2015 de la misión de combate de la OTAN.
Trump anunció el pasado agosto una nueva estrategia para Afganistán que incluía el aumento de tropas hasta los 14.000 soldados y una postura dura hacia Pakistán, país al que Washington acusa de ayudar a los talibanes.
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