«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El misil de Yemen abre una nueva brecha entre Arabia Saudí e Irán

Las autoridades saudíes interceptaron un misil sobre el cielo de Riad y no tardaron en girar el objetivo a Irán.


Las relaciones entre Arabia Saudí e Irán no viven su mejor momento. Cierto que nunca fueron demasiado buenas, pero últimamente los incidentes «aislados» se repiten con demasiada asiduidad. Riad interceptó este martes un misil un nuevo misil balístico en el sur de Riad y denunció que el origen del proyectil es «iraní-hutí». La respuesta de Teherán no se hizo esperar y sus dirigentes negaron cualquier tipo de relación con el ataque: «Somos un país valiente, si fueran nuestras armas lo reconoceríamos».
El aumento de la tensión comenzó después de que Arabia Saudí acusara en noviembre pasado a Irán de estar detrás de otro misil lanzado por los rebeldes contra Riad. Los hutíes disparan con frecuencia misiles contra el reino saudí en respuesta a la intervención militar lanzada en 2015 contra ellos, después de que los rebeldes se hicieran con el control de amplias zonas del país. Por su parte, la República Islámica afirma que solo presta asesoramiento a los hutíes, que profesan la rama chií del islam, al igual que Irán.

‘Somos valientes’

«No tenemos ninguna relación armamentística con el Yemen», aseguró el portavoz de Exteriores, Bahram Qasemí, a la agencia semioficial Isna.
Según Qasemí, el asedio que sufre el país árabe por parte de la coalición militar contra los rebeldes hutíes, liderada por Arabia Saudí, no permite «esa posibilidad» de enviar armas.
«Lo que hoy hay en manos del pueblo yemení son armas que tenían los gobiernos anteriores», insistió el portavoz, que señaló que Irán es «valiente» para reconocer si suministra armas a un país.
Por su parte, el jefe de la diplomacia Mohamad Yavad Zarif aseguró a la agencia oficial IRNA que Irán protestó ante el Consejo de Seguridad de la ONU por «la peligrosa acusación de los estadounidenses». «Con estas acusaciones pretenden ocultar su apoyo a los bombardeos contra el pueblo yemení», denunció Zarif, aludiendo al respaldo de EEUU a la coalición árabe.

Una rivalidad histórica

Probablemente el factor más significativo detrás de la rivalidad entre Irán y Arabia Saudí sea la religión, pero no es el único. Ambos países compiten por influir en sus vecinos, son las potencias hegemónicas de la zona. Teherán ha dado su apoyo a la causa palestina contra Israel y ha acusado a los estados sunitas de ignorar los problemas palestinos y de representar los intereses occidentales.
En Siria, Irán ha sido junto a Rusia el principal aliado del presidente, Bashar Al Assad, y su apoyo ha sido vital para derrotar al Estado Islámico y contener a los rebeldes moderados. Arabia Saudí, por su parte, ha financiado a los grupos sunitas y ha formado parte de la coalición internacional.
En Irak, Riad y los otros países del Golfo apoyaron a Sadam Hussein durante la guerra entre Irán e Irak entre 1980 y 1988 y sufrieron ataques de Irán en su flota marina. Las relaciones diplomáticas de Irán y Arabia Saudí fueron suspendidas por tres años después de la guerra.
Desde la caída de Sadam Husein, la mayoría chiita en Irak ha dirigido el Gobierno del país y ha mantenido relaciones muy estrechas con Teherán. La influencia iraní se ha extendido hasta las mismas fronteras de Arabia Saudí y ha creado la llamada “media luna chiíta”, que une a Irán, Irak, Siria y Líbano.
De hecho, Bagdad ha acusado a Arabia Saudí de apoyar a los grupos sunitas radicales y de fomentar la violencia sectaria en Irak.
El petróleo y su comercio también han sido motivo de disputa entre ambas potencias, pues mantienen una visión antagónica en torno a los precios. Arabia Saudí es un país más rico y no tiene reparos en tolerar una caída de la cuantía del barril. Irán, que fue excluido durante años del mercado mundial por las sanciones, necesita que los países corten su producción -se producen casi dos millones de barriles de petróleo más de los que se necesitan- para aumentar los ingresos y paliar las afecciones de su débil economía.
 
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