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FUE RECIBIDO CON HONORES POR PUTIN

Pablo González, ¿periodista o espía ruso? Todo lo que se sabe tras su liberación

Un hombre con un pañuelo con la cara de Pablo González durante una concentración por su liberación. Europa Press

Estados Unidos y Rusia completaron el pasado 1 de agosto el mayor intercambio de prisioneros en la historia postsoviética, un acuerdo que involucró a 24 personas. En el canje, en el que había disidentes políticos, periodistas, un pirata informático, un estafador, un hombre condenado por asesinato y presuntos espías, se encontraba el hispanorruso Pablo González.

Desde que fue detenido por Polonia en el año 2022, cuando presuntamente cubría como periodista la invasión de Rusia en Ucrania, ha habido muchas dudas sobre la ocupación real de González. Liberado ahora en este intercambio y recibido con honores por el presidente ruso, Vladimir Putin, las dudas han abierto paso a la hipótesis que parece más creíble: que el presunto periodista es, en realidad, un espía ruso, motivo por el que fue detenido en primera instancia por las autoridades polacas.

Cuando comenzó la invasión, González se trasladó hasta Kiev, donde fue detenido por los servicios de inteligencia locales apenas unos días después. Fue interrogado, los agentes retuvieron sus dispositivos electrónicos y le dieron 72 horas para abandonar el país. El periodista decidió permanecer en la zona unos días más antes de regresar a España.

Sin embargo, en febrero de ese año, González fue detenido en Polonia por la Agencia de Seguridad Interna bajo la acusación de espiar en favor de Rusia. La detención se produjo en la localidad fronteriza de Przemysl, donde cubría la salida de refugiados ucranianos. Tras una primera vista judicial, se decretaron tres meses de prisión preventiva, y se le acusó formalmente de espionaje según el artículo 130.1 del Código Penal de Polonia.

Aunque en aquel momento no quedó claro qué llevó a Polonia a arrestarlo y la investigación sigue siendo secreta, se han conocido más detalles sobre sus presuntos vínculos con el Kremlin.

Freelance acomodado

El jefe de la agencia de inteligencia exterior británica MI6, Sir Richard Moore, dijo en el Foro de Seguridad de Aspen en 2022 que González era un «ilegal» que fue arrestado en Polonia después de «hacerse pasar por periodista español». El término «ilegal» se refiere a los espías que operan bajo cobertura no oficial; es decir, que no se benefician de la inmunidad diplomática. «Estaba tratando de ir a Ucrania para ser parte de sus esfuerzos desestabilizadores allí«, dijo entonces Moore.

Además, los periodistas polacos que conocieron a González dijeron que éste utilizaba su base en Polonia para viajar a países de la antigua Unión Soviética, entre ellos Ucrania y Georgia. Según estos compañeros, tenía licencia para operar un dron y lo utilizó para filmar Auschwitz-Birkenau desde el aire para cubrir el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración en 2020.

Por su parte, los periodistas freelance que estuvieron con él en Varsovia y Kiev, también han expresado dudas sobre el estilo de vida de González.

Jaap Arriens, un colega holandés residente en Varsovia ha detallado a AP que González parecía estar en una mejor situación que el periodista freelance promedio. «Siempre parecía tener los teléfonos y computadoras más nuevos y caros, y trabajaba en la frontera entre Polonia y Ucrania con el último MacBook Pro de 14 pulgadas. Tenía mucho dinero para gastar en bares», ha asegurado.

Recordó que González le dijo una vez: «La vida es buena, la vida es casi demasiado buena». «Y pensé: ‘Vaya, la vida freelance nunca es demasiado buena. ¿De qué estás hablando?’ No conozco a ningún freelance que hable así», ha detallado.

Los pruebas que sí existen en su contra

Pese a que desde la izquierda se ha defendido durante los dos años que González ha estado encarcelado que no existían cargos en su contra, se han publicado varias investigaciones que los confirman.

Los diarios independientes rusos The Insider o Agentsvo, que manejan buenas fuentes de inteligencia, han publicado informaciones relevantes sobre González. En una de ellas, Agentsvo le identifica como la persona que viaja en avión de Moscú a San Petersburgo en 2017 con el agente del Departamento Central de Inteligencia ruso Serguéi Turbin. Ambos billetes de avión fueron adquiridos en una compra única, según el procedimiento habitual de la agencia de inteligencia militar, detalla El País.

Además, según esos artículos de investigación, los servicios secretos encontraron en sus dispositivos electrónicos informes sobre sus encuentros con opositores rusos, asistentes a actos de la disidencia y periodistas. También una lista detallada de gastos efectuados y previsión de ellos.

Abundaban los informes sobre la Fundación Boris Nemtsov, el opositor ruso asesinado a tiros en Moscú en 2015, y los cursos de verano que organizaba. Agentsvo cita dos fuentes de inteligencia que cuentan que González tuvo una relación con una de las hijas de Nemtsov, Zhanna Nemtsova, y aprovechó el vínculo para copiar de su ordenador información privada.

González supuestamente también elaboró informes sobre encuentros mantenidos en España, como el celebrado en abril de 2016 en Madrid, donde conoció al destacado opositor ruso Ilia Yashin, perseguido en Rusia, con varias causas abiertas y finalmente condenado en 2022 a ocho años y medio de cárcel por criticar la guerra de Rusia contra Ucrania. Ocho años después, el pasado jueves, ambos formaron parte del histórico intercambio: Yashin, junto a otros disidentes y en calidad de preso político viajó de Rusia a Alemania; González llegó a Moscú acompañado de un grupo de espías y contrabandistas.

Pavel Rubtsov y la relación de su abuelo con el separatismo vasco

González nació como Pavel Rubtsov en 1982 en la entonces Unión Soviética. Su abuelo, Andrés González Yagüe, acabó en la URSS cuando era niño por la Guerra Civil; era un conocido nacionalista vasco con vínculos con el movimiento independentista de la región.

En Moscú nació también la madre del periodista. Y allí residió hasta que decidió mudarse con su hijo a España tras la caída del muro de Berlín. González creció en Bilbao y, después de licenciarse en Periodismo, hizo el Máster de Periodismo Multimedia del diario vasco El Correo. Como tal trabajó para medios como Público, La Sexta y el periódico proetarra Gara.

En la actualidad, se están investigando las relaciones entre el Kremlin y el separatismo en España, como una vía utilizada por Rusia para desestabilizar la Unión Europea. Y curiosamente González comparte abogado con los más destacados separatistas en el país —el prófugo de la Justicia Carles Puigdemont o Laura Borrás—: Gonzalo Boye.

Boye aparece citado en varias ocasiones a lo largo del sumario del caso Voloh, que investiga precisamente esos presuntos vínculos del separatismo catalán con Rusia y que instruye el titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre.

Desde su mudanza a España, González tiene doble nacionalidad y nombres distintos en su pasaporte español y en su pasaporte ruso. Esa doble identidad fue uno de los motivos por los que las autoridades de Polonia le detuvieron cuando se disponía a cruzar la frontera con Ucrania.

Recibido con honores por Putin

El periodista fue recibido nada más pisar suelo ruso en el aeropuerto desde un vuelo procedente de Ankara por el presidente Vladimir Putin, quien fue saludando uno a uno a todos los ciudadanos, antes de ser sometidos a un examen médico.

«Quiero agradeceros vuestra lealtad a vuestro juramento, deber y patria, que nunca habéis olvidado. Todos seréis nominados para premios estatales. Nos veremos de nuevo. Ahora sólo quiero felicitaros por vuestro regreso», afirmó Putin nada más recibir a los liberados en Moscú.

El acogedor recibimiento de Putin a González ha provocado reacciones contradictorias en la izquierda y en las asociaciones que, hasta ahora, le defendían.

Mientras que la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, aseguró acoger con «muchísima satisfacción» su puesta en libertad, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares —que pedían su liberación inmediata—han preferido guardar silencio.

Por su parte, Reporteros sin Fronteras, tras meses de campaña para pedir su libertad y «un juicio justo», ha celebrado la liberación, pero ha matizado: «Le corresponde a él dar explicaciones sobre su caso«.

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