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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La ‘psicosis nazi’, una nueva amenaza para la presidencia de Trump

Pretendía ser una reducción al absurdo, pero la progresía reinante parece como si se lo tomara al pie de la letra, y empezó la vandalización de estatuas cada vez más alejadas de la excusa original, desde Lincoln hasta Juana de Arco, pasando por Fray Junípero Serra

Todo el mundo que no es comunista es nazi ahora en Estados Unidos, y las portadas de la prensa y los espacios de noticias de la televisión se llenan de estatuas que hay que derribar con urgencia porque ofenden una sensibilidad que ha pasado siglos dormida.

En principio iban a ser solo los monumentos dedicados a generales del Ejército Confederado, por aquello de que el Sur era esclavista.

En realidad, el Norte también fue esclavista en algunos estados un tiempo, y Lincoln dejó claro que la guerra que libró contra el Sur no tenía por objeto acabar con la esclavitud sino preservar la Unión, y eso fue, más o menos, lo que vino a decir Trump en su ya celebérrima rueda de prensa tras los sucesos de Charlottesville.

El presidente dijo que, si se trataba de acabar con todo lo que recordara a la esclavitud, también habría que destruir los monumentos dedicados a padres de la patria como Washington y Jefferson, que, al fin, tenían esclavos.

Pretendía ser una reducción al absurdo, pero la progresía reinante parece como si se lo tomara al pie de la letra, y empezó la vandalización de estatuas cada vez más alejadas de la excusa original, desde Lincoln hasta Juana de Arco, pasando por Fray Junípero Serra.

Mientras, quienes se oponen a esta deriva convocaron una manifestación ‘por la libertad de expresión’ en la que los (escasos) manifestantes fueron superados por los contramanifestantes (los antifa), la policía y los periodistas en proporciones absolutamente ridículas.

Hay abundante material en vídeo que prueba la actitud violenta, con los manifestantes y con la propia policía, de los ‘antifa’, lo que no fue obstáculo para que el propio presidente tuitease su apoyo a quienes amenazaban y su condena de quienes se presentan como sus partidarios.

Hay una verdadera ‘psicosis nazi’ a la que se están sumando con entusiasmo los reyes de Internet: Facebook, Twitter, Google, Instagram, Youtube e incluso PayPal, el sistema de telepago más extendido. Todas estas empresas están eliminando contenidos, desmonetizando canales y expulsando de sus plataformas a todos los que no expresan las ideas correctas.

Sí, buena parte de esta psicosis se explica como cortina de humo de los medios para ocultar el ridículo que durante medio año han hecho a diario con la ‘trama rusa’, ya totalmente inverosímil. Pero también se está usando como estrategia de reemplazo contra Trump.

El presidente ha sido eficazmente neutralizado, en mi modesta opinión. Esta semana presenta un nuevo plan sobre Afganistán del que se sabe, al menos, que no será la retirada total que planteaba en campaña, sino con toda probabilidad más de lo mismo. Esto es prueba de que trata de contentar a los ‘halcones’ que están detrás de buena parte de los intentos por derribarle, por si no fuera prueba suficiente el hecho de que se ponga públicamente de parte de quienes acosan y golpean a sus partidarios.

Pero eso no significa que hayan dejado de odiarle ni que hayan abandonado los planes de quitárselo personalmente de encima. La ‘trama rusa’ fue un intento de construir un caso para la destitución parlamentaria de Trump. Fallado eso, parece que la estrategia fuera ahora aislar a Trump de su base antes de una ofensiva final contra él.

¿Cuándo? Es difícil decir, porque las cosas están yendo extraordinariamente deprisa. Las últimas maniobras de las tecnológicas, desde posiciones de absoluto dominio, están asegurándose de que las voces discrepantes se oyen cada vez menos y alcanzan cada vez a menos gente, de modo que la Narrativa de los grandes medios pueda imponerse sin apenas oposición. Y la demonización del ‘núcleo duro’ de los partidarios de Trump por el propio Trump garantiza que estos, diezmados y desmoralizados, no podrán movilizarse para defenderle.

El propio Bannon, el ideólogo recién defenestrado, ha dicho a las claras que la presidencia está acabada, añadiendo que «ninguna Administración de la historia ha estado más dividida». Y uno casi puede ver a Mike Pence calentando en las bandas.

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