Cada vez más a menudo la noticia es que algún fenómeno de enorme trascendencia no sea noticia. Así, lo que fue durante medio siglo, en la Guerra Fría, la pesadilla de Occidente, la Guerra Nuclear, hoy está más cerca que en ningún momento anterior y apenas se comenta en la prensa convencional.
Cuando se empezó a hablar en voz alta de dar a Ucrania permiso para utilizar armamento de la OTAN para atacar en lo profundo de Rusia, el presidente Putin advirtió que, de ser así, Moscú consideraría que está en guerra con los países de la Alianza, y actuaría en consecuencia. Pero la Tercera Guerra Mundial no parece interesar demasiado.
Y ahora Putin ha rebajado los criterios para usar su arsenal nuclear. En un discurso televisado ante el Consejo de Seguridad de Rusia, señaló que la doctrina nuclear se ha revisado de manera efectiva a la luz de la «aparición de nuevas fuentes de amenazas y riesgos militares para Rusia y nuestros aliados», en clara respuesta a la última serie de ataques en el interior de Rusia desde Ucrania, algunos de los cuales han estado ya a punto de alcanzar Moscú.
Putin explica que, en caso de que las potencias occidentales ayuden a otra nación a llevar a cabo un ataque importante en suelo ruso, esas mismas potencias occidentales también serán consideradas responsables, lo que podría desencadenar un lanzamiento nuclear ruso, según la nueva doctrina. Esto reduce el nivel de lo que puede considerarse una «amenaza existencial» contra Rusia y su población.
«La versión actualizada del documento propone que la agresión contra Rusia por parte de cualquier Estado no poseedor de armas nucleares, pero con la participación o apoyo de un estado poseedor de armas nucleares, debe ser considerada como un ataque conjunto contra la Federación Rusa», declaró.
Si bien no afirmó que esto daría luz verde automáticamente a la capacidad de Rusia de responder con armas nucleares, sí afirmó que el umbral para su uso se cumpliría basándose en «información confiable» sobre un lanzamiento masivo de medios de ataque aeroespacial.
Luego incluyó la defensa de Bielorrusia como parte del cambio: «Nos reservamos el derecho de usar armas nucleares en caso de agresión contra Rusia y Bielorrusia como miembro del Estado de la Unión».
