«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El rastro de Obama en Libia: cerca de 400.000 niƱos se mueren de hambre

Las Primaveras Ɓrabes convirtieron al paƭs en un Estado fallido donde coexisten dos parlamentos sin legitimidad.


MÔs de 378.000 niños estÔn en riesgo de muerte y necesitan ayuda humanitaria urgente en Libia, país sumido en el caos y la guerra civil desde que en 2011 la comunidad internacional contribuyera a la caída de Muamar al Gadafi, advirtió  UNICEF.
En un comunicado enviado a los medios, la agencia de Naciones Unidas para la Infancia recordó que se necesitan mÔs de 20 millones de dólares en ayuda de emergencia para que esos niños no perezcan a lo largo de este año.
«2018 es un año crucial para la Libia y en especial para los niños libios», advirtió la nota, firmada por el representante especial de UNICEF en esta nación norteafricana, Abdel Rahman al Ghandur.
«Es por esa razón que UNICEF demanda 20 millones de dólares que servirÔn para mejorar nuestra respuesta y ofrecer ayuda de emergencia que salve vidas, así como para emprender proyectos a mÔs largo plazo para los niños libios», agregó.
Al hilo de este argumento, Al Ghandur recordó que «todos los niños de Libia se merecen un futuro mejor, mÔs allÔ de cuales sean sus circunstancias, nacionalidad, sexo o raza».
AdemÔs de los efectos devastadores de la guerra, el vacío estatal y el pulso por el poder entre el gobierno sostenido por la ONU en Trípoli y el dirigido por el mariscal Jalifa Hafter en Tobruk han convertido a Libia en un paraíso para las mafias que trafican con armas, combustible y personas.
Según datos de la propia ONU, el 54 por ciento de las mÔs de 170.000 personas que se han visto forzadas a desplazarse de forma interna a causa de la guerra en Libia son niños.
AdemƔs, y como lugar de trƔnsito final para los inmigrantes que se aventuran al mar para cruzar de forma irregular a Europa, niƱos de otras nacionales sufren abusos, violencia y violaciones de los derechos humanos por parte de los grupos armados.

Mercados de esclavos

ā€œ200 euros los mĆ”s dĆ©biles, los otros te los dejo en 500ā€. Secuestrados y vendidos como esclavos, este es el destino final de muchas de las personas que llegan a la zona para cruzar el mar MediterrĆ”neo atraĆ­das por las ofertas de las mafias migratorias que operan con total libertad en aquel paĆ­s que un dĆ­a se llamó Libia, hoy convertido en una extensión de terreno sin orden ni gobierno.
La BBC ha puesto en evidencia la realidad que se vive en Libia, donde las autoridades europeas se han demostrado incapaces de fijar un rumbo para ayudar a encauzar la situación del país, donde dos parlamentos conviven sin legitimidad alguna y los señores de la guerra han tomado posiciones en las principales ciudades. Durante años, los ciudadanos que han intentado cruzar al MediterrÔneo sufrieron el horror en sus carnes  palizas, secuestros y hasta la esclavización.
Las playas que se extienden entre Trípoli y la frontera con Túnez se han convertido en los últimos dos años en el bastión principal de las mafias que trafican con seres humanos, pese a la presencia de patrulleras europeas.
Un informe de la Organización Internacional de las Migraciones, agencia que pertenece a las Naciones Unidas, alertó de la existencia de ā€œmercados de esclavosā€ en Libia, donde se ā€œvenden como mercancĆ­aā€ inmigrantes indocumentados y refugiados que llegan desde los paĆ­ses subsaharianos.
ā€œLo que nos preocupa es que los migrantes son vendidos. Vender seres humanos se ha convertido en una tendencia entre traficantes a medida que las redes de las mafias se han reforzado cada vez mĆ”s en Libiaā€, seƱaló en rueda de prensa el jefe de misión de la OIM para ese paĆ­s, Othman Belbesi.Ā 
Conviene, no obstante, echar la vista atrÔs para entender la situación en Libia y la responsabilidad de diferentes organismos internacionales -incluida la propia ONU-.

La intervención en Libia

En octubre de 2011, el exlƭder libio Muamar Gadafi fue capturado y golpeado hasta la muerte por una turba de rebeldes despuƩs de que un ataque aƩreo de la OTAN acabarƔ con su caravana fuera de su ciudad natal de Sirte.
Al día siguiente, su cadÔver, cubierto de sangre, fue trasladado a Misrata, donde fue expuesto durante casi cuatro días en un refrigerador industrial. Mientras tanto, las imÔgenes de su cuerpo daban la vuelta al mundo con especial repercusión en Estados Unidos, país que encabezó la campaña aérea de la OTAN para expulsar a Gadafi del poder.
Los lĆ­deres occidentales, sobre todo de Francia y Reino Unido, aplaudieron su muerte y la ā€œnueva pĆ”ginaā€ que se abrĆ­a en la vida del paĆ­s, mientras que la entonces secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, afirmó al respecto en tono de mofa: ā€œVinimos, vimos y Ć©l muriĆ³ā€.
MÔs de seis años después, la percepción parece haber cambiado: en abril de 2016, el por aquel entonces presidente de EE.UU., Barack Obama, admitió que su mayor fracaso como presidente fue no pensar en las consecuencias de la intervención en Libia, después de la cual el país se vio sumido en el caos.

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