El exprimer ministro Ahmed Shafiq se baja de la carrera presidencial por las fuertes presiones recibidas desde el Estado.
Egipto celebrará comicios presidenciales el próximo mes de marzo, por primera vez desde la elección del mariscal Abdelfatah al Sisi en mayo de 2014, según las conclusiones presentadas por la Autoridad Nacional Electoral. Sin embargo, el gran rival del actual presidente, Ahmed Shafiq ha decidido bajarse de la campaña por las fuertes presiones recibidas desde el Estado.
El el saldo democrático que arrojan las Primaveras Árabes en un país donde la oposición ha sido procesada o intimidada por los partidarios de Al Sisi para allanar su camino a la reelección. Y es que, aunque el mariscal no ha anunciado su intención de presentarse a la presidencia, nadie en el valle del Nilo duda de sus intenciones.
Tras el golpe de Estado de 2013, el régimen egipcio ha ido virando en unos principios que un día fueron democráticos. Los Hermanos Musulmanes, un movimiento islamista cuya finalidad última es imponer la ley islámica (sharia) en toda la región, se hallan descabezados y sus históricos líderes, incluido el expresidente Mohamed Mursi, se hallan cumpliendo condena o en el exilio.
En la prisión de Tora se encuentran recluidos los activistas que Occidente alentó para equilibrar el tablero geopolítico de Oriente Medio: Alaa Abdelfatá o Ahmed Duma.
La crisis económica ha golpeado con fuerza el país y la represión política se ha situado en cotas insospechadas. Es por ello que el único adversario realmente peligroso para Al Sisi era algún vestigio político de la era Mubarak, cuya dictadura y estabilidad anhelan muchos en la zona. Shafiq era un peligro y el Estado ha empleado todos los medios a su alcance para anularle. General retirado y conservador, su calado electoral era el mismo que el del mariscal.
“Me he dado cuenta de que no soy la persona ideal para liderar los asuntos del estado … No participaré en las elecciones de 2018”, aseguró el veterano oficial de las Fuerzas Aéreas en redes sociales, donde se retractaba de sus ambiciones presidenciales. Shafiq fue deportado a comienzos de diciembre a los Emiratos Árabes y, aunque en una intervención televisiva negó estar secuestrado, sí parece que recibió presiones para retirar su candidatura.
Un caso similar le ocurrió a la llamada Alianza 25-30, un grupo de oposición progresista con una veintena de diputados en el parlamento. Organizados por Jaled Alí, tampoco supondrán un problema para Al Sisi en los comicios de marzo. El abogado lideró una campaña para evitar la cesión a Riad de dos islas del mar Rojo y la Fiscalía no tardó en acusarle de haber realizado un gesto obsceno tras recibir el fallo del citado caso. Fue condenado a tres meses de cárcel y su condición de convicto le impide concurrir a los comicios.
1 de mayo, fecha clave
El presidente de la Autoridad Nacional Electoral, Lashin Ibrahim, ha anunciado que los comicios tendrán lugar los días 26, 27 y 28 de marzo de 2018, mientras que la segunda vuelta se celebrará el 24, el 25 y el 26 de abril si es necesario y, en tal caso, los resultados se conocerán el 1 de mayo.
Los aspirantes a la presidencia podrán presentar los documentos necesarios para su candidatura entre el 20 y el 29 de este mes y la campaña electoral durará un mes, entre el 24 de febrero y el 23 de marzo.
Ibrahim ha detallado en una rueda de prensa que la Autoridad Nacional Electoral supervisará todas las fases de los comicios, establecerá las normas por los que se regirán y hará seguimiento de los observadores y medios de comunicación egipcios y extranjeros.
El presidente de esa autoridad ha destacado que es un organismo «independiente» y que va a garantizar «la transparencia, la limpieza, la aplicación de la ley y la igualdad de oportunidades» en el marco del proceso electoral.
Ibrahim ha instado a todos aquellos que cumplan los requisitos a presentar su candidatura ante la Autoridad Nacional Electoral y ha pedido a todos los egipcios, «hombres y mujeres, jóvenes y mayores», a que acudan masivamente a las urnas.
Esta es la tercera vez que los egipcios acuden a las urnas para elegir al jefe del Estado desde la revolución de 2011, tras la cual el mandatario islamista Mohamed Mursi fue designado en 2012 y derrocado un año más tarde por el actual presidente, que ganó los comicios de 2014 con más del 96 % de los votos.