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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El comandante Franco, héroe español contra los yihadistas

El comandante español de la Misión de Entrenamiento de la Unión Europea en Malí (EUTM), Miguel Ángel Franco Fernández, salvó numerosas vidas con su comportamiento heroico durante el atentando terrorista del pasado domingo 18 de junio a las afueras de Bamako, en el que murieron seis personas.

Así lo desveló este viernes en la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Ildefonso Castro, que quiso «hacer un reconocimiento público» a este oficial. «Los militares están para hacer su trabajo y lo hizo muy bien», dijo.

El ataque, perpetrado contra el hotel Campamento Kangaba y reivindicado por Al Qaeda, cuyos terroristas invocaron el ya habitual 'Alá es grande', provocó la muerte de un soldado maliense y cinco extranjeros, entre ellos una mujer de nacionalidad franco-gabonesa y un militar portugués.

Según el relato al que ha tenido acceso La Gaceta, el comandante español, que junto a otros militares de la misión de la Unión Europea había ido a pasar el día al Campamento Kangaba -un espacio de ocio con restaurantes, piscinas, instalaciones deportivas, etc-, analizó nada más llegar el terreno y la vía de escape en caso de dificultad siguiendo el protocolo establecido, y dio la voz de alarma -con lo que privó a los atacantes del efecto sorpresa- al  grito de '¡ataque, ataque. Go, go!».

Con los primeros disparos, asumió el mando -aún con la existencia de oficiales superiores extranjeros- y condujo a un grupo de doce personas -entre militares y civiles- a esconderse en una colina por la vía que previamente había identificado como posible salida de evacuación, y ayudó en su huida a una niña de 12 años y a una mujer que estaba con un bebé.

A continuación, vio que uno de los atacantes disparaba y pidió la pistola a un compañero -un oficial húngaro- con 14 cartuchos para repeler el ataque, facilitando así la huida del resto del grupo. El comandante Franco abrió fuego cuando estaban a menos de 20 metros economizando siempre los cartuchos con los que contaba.

Al mismo tiempo que civiles y militares permanecían a salvo, el comandante buscó con valor y valentía, entre la maleza, descalzo y con traje de baño, posiciones de tiro. Algunos testigos narran que hirió a uno de los atacantes. Gracias a esta acción, los terroristas se replegaron. Al llegar a la cima de la colina avisaron a la EUTM, cuya fuerza de reacción rápida acudió al lugar, igual que las Fuerzas Armadas malienses.

El comandante, que tenía los pies destrozados, ordenó al grupo que huyera y quedó apostado en el suelo para detener a los terroristas con los cuatro cartuchos que le quedaban.

Luego aparecieron a pie, ante la dificultad del terreno, cuatro soldados españoles. «Uno de los brigadas se echó al comandante a los hombros y escapó monte arriba», señalan fuentes militares. Otro de los miembros del equipo de rescate consiguió varios pares de zapatos para el grupo, aunque algunos tuvieron que ser llevados en brazos en varios viajes porque «ya no podían caminar». Consiguieron ponerse todos a salvo. «Los cinco militares españoles demostraron serenidad y preparación en grado extraordinario», aseguran los efectivos españoles en el país africano.

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