«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios

8-M

8 de marzo de 2021

Ha querido mi buena fortuna que me toque escribir en La Gaceta de la Iberosfera el mismísimo día del 8-M, de modo que podré unirme con entusiasmo a la fecha reivindicativa. Desde luego, motivos no faltan. Casi como un anagrama mnemotécnico, ocho motivos, como mínimo.

1-M) Hay que luchar por la igualdad entre hombres y mujeres, mucho. Hay grandes zonas y muy pobladas del planeta donde esa igualdad ni está ni se la espera ni se la propicia. Todos los días del año son buenos y necesarios para reivindicar el fin de tantísimas discriminaciones que están en la mente de todos y que hasta se televisan de vez en cuando en eventos deportivos o sociales. Sería muy feo que quien no se atreve a luchar por la igualdad real en donde sangra por la herida se invente desigualdades falsas para adornarse donde la lucha no sólo es mucho más fácil, sino que está ganada.

La realidad de las cuotas es que sin querer expanden un prejuicio en contra de la mujer que ha llegado alto en su profesión

2-M) ¿No hay desigualdades en Occidente? Sí las hay, y hay que plantarles cara. Las madres se encuentran con más dificultades para ejercer su carrera profesional, para conciliar y para superar una brecha salarial que existe. Esto, las madres que quieren trabajar fuera de casa. Las madres que escogen dedicarse a sus hijos y a su hogar, reciben en pago sólo un desdén social muy preocupante, que, de varias maneras, fomentan los mismos que dicen que defienden los derechos de la mujer. La libertad de ejercer el noble oficio y la vocación de ama de casa ¿no cuenta?

3-M) Peor están las jóvenes que quieren ser madres. Ahí nos encontrarnos con una tácita pero persistente discriminación. ¿Se arbitran las medidas socioeconómicas para que eso sea posible? ¿Se ampara culturalmente esa opción o se la ridiculiza y ningunea? Otros días del año hablaremos de lo importante que es para el futuro de España, de nuestra economía y bienestar, porque si se derrumba la pirámide poblacional nos aplastará como a las momias que ya vamos volviéndonos; pero hoy centrémonos en que hay jóvenes a las que nadie ayuda, ni feministas ni feministos ni aliades, en su deseo de ser madres.

La violencia familiar tiene que condenarse por igual sin mirar el sexo de quien la sufra

4-M) Hace falta un debate muy cauto sobre la cuestión de las cuitas de las cuotas. La realidad es que sin querer expanden un prejuicio en contra de la mujer que ha llegado alto en su profesión, mayoritariamente injusto, de que lo ha logrado por ir cubriendo tantos por ciento. Entre el prejuicio señalado y el paternalismo evidente de la medida, yo creo que, si fuese mujer, llevaría fatal las cuotas.

5-M) Rebelémonos contra las reivindicaciones contraproducentes. Algunas de ellas, por ejemplo, el llamado «lenguaje no sexista», que ni las academias de la lengua ni el sentido común amparan, terminan contaminando la defensa de la mujer de intrascendencia y quisicosas tiquismiquis y metalingüísticas, cuando —como estamos viendo— hay muchos motivos muy serios para no frivolizar con estos temas. Tampoco para convertirlos en banderines de enganches partidistas, que, entre otras cosas, dividen a las mujeres, les niegan libertad ideológica y, en última instancia, las discriminan, en cuanto que a aquellas que no piensan como se exige las convierten en féminas de segunda.

La transexualidad —con todos los respetos a la dignidad personal de los interesados y partidarios— socava los cimientos del feminismo

6-M) En la misma línea, convendría incorporar a la pelea por la igualdad jurídica entre hombres y mujeres la negativa en redondo de ellas a ser tratadas desigualmente también por carta de más. Una igualdad desproporcionada o impar o partidaria o privilegiada no es igualdad. A menudo en la «discriminación positiva» pesa más el sustantivo que el adjetivo. La violencia familiar tiene que condenarse por igual sin mirar el sexo de quien la sufra (para protegerle por igual, y mejor que ahora) ni el sexo de quien la inflija (para castigarle por igual; y más que ahora).

7-M) El séptimo motivo sí está candente y felicito por ello a las feministas que no se dejan engañar ni arredrar. Si vamos a defender a la mujer, tendrá que haber mujeres.  La condición de mujer ha de ser ser previa y esencial. La transexualidad —con todos los respetos a la dignidad personal de los implicados y partidarios— socava los cimientos del feminismo, si se sostiene que no existe una naturaleza de mujer, más allá del mero voluntarismo del interesado/a/e.

Al mundo le han robado más de 160 millones de mujeres por ecografías seguidas de abortos selectivos de mujeres

8-M) Finalmente, la mayor discriminación contra la mujer es el aborto selectivo por sexo. El ensayista norteamericano Ross Douthat sostiene en el artículo «160 Million and Counting» que al mundo le han robado más de 160 millones de mujeres por ecografías seguidas de abortos selectivos de mujeres. Como esa contabilidad macabra es de 2011, hay que estremecerse pensando que el número habrá subido todavía más. ¿Es o no es para poner el grito en el cielo?

Estos son mis ocho motivos para sumarme a las reivindicaciones de este día, si se me permite. También hay razones para defender a los hombres, y me he ido a ver cuándo es nuestro Día Internacional. Es el 19 de noviembre y me he asustado, porque tendría, por amor la mnemotecnia, que encontrar diecinueve necesidades masculinas, que es fácil, y explicarlas, que será muy, muy largo. Por suerte, el 19 de noviembre cae en viernes, que no es el día en el que yo escribo en La Gaceta de la Iberosfera. Uf. Concentrémonos hoy en las mujeres.

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