«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Periodista. Miembro del Parlamento Europeo con VOX. Vicepresidente del grupo del Europarlamento Patriots for Europe
Periodista. Miembro del Parlamento Europeo con VOX. Vicepresidente del grupo del Europarlamento Patriots for Europe

Agua limpia y músculo moral

9 de diciembre de 2020

Nunca han celebrado los españoles el Día de la Constitución en sus 42 años de existencia en las tenebrosas condiciones de este 6 de diciembre. Lo hacen bajo un Gobierno que demuestra todos los días con provocadora procacidad su decisión de socavar y dinamitar los principios y los artículos constitucionales empezando por los primeros. Por eso era más necesario que nunca recordar que el Día de la Constitución no es el día de celebrar un texto más o menos bien logrado que en manos de un Pedro Sánchez acaba teniendo el valor de la palabra de este individuo, es decir, ninguno. Sino el día en que se festeja la voluntad común proclamada por una nación, en este caso la Nación Española, una de las más antiguas y de las decisivas en la historia de la humanidad y la civilización. De su voluntad de ser, permanecer y continuar, unida, indivisible y soberana.

España vive bajo una inmensa losa de miedo. Hay miedo a perder el trabajo y a no encontrarlo, miedo a la precariedad, a la pobreza, al desamparo total

Millones de españoles han visto en parte incrédulos, acongojados y cada vez más deprimidos cómo España sufre bajo el más obsceno alarde de arbitrariedad del poder conocido en muchas generaciones. Hay que remontarse a los momentos de peor encono en la historia de España para encontrar un poder tan decidido a gobernar en contra de la mitad de la nación.

Con voluntad manifiesta de dañar, ofender, acorralar y despojar de derechos a todos los considerados desafectos. Con esa mugre de la maldad que se manifiesta por el gozo en el abuso. España vive bajo una inmensa losa de miedo. Hay miedo a perder el trabajo y a no encontrarlo, miedo a la precariedad, a la pobreza, al desamparo total. Miedo por los hijos a quienes arrebatan la educación e imponen doctrinas de odio e ignorancia. Miedo por los abuelos a los que niegan ya el mero derecho a la propia vida. Miedo al desprecio manifiesto a la vida no ya con el aborto. Con la procaz apología de la organización terrorista ETA, pero también del comunismo soviético del pasado, sus atrocidades en España y toda Europa y el mundo o las bárbaras dictaduras actuales y los terroristas narcotraficantes iberoamericanos tratados como héroes por los partidos del gobierno y sus aliados.

Hay miedo por la falta de respeto a la ley y por las injusticias pavorosas, por el obsceno doble rasero entre los que piensan una cosa y otra. Miedo a una inmigración sin control que nada respeta y más protegida por los gobernantes que los propios españoles. Hay miedo a que destruyan todas las instituciones, desde la monarquía a la judicatura. A perder así la patria en la que nacimos todos, rota y repartida miserablemente entre unos caciques radicales, extremadamente ideologizados pero también furiosamente codiciosos, auténticos saqueadores de los recursos públicos y privados desde la retórica del extremismo antinacional.

Si alguien quiere realmente creer que están dispuestos a batirse en buena lid, perder y dejar el poder ahí tienen a Nicolás Maduro


Es evidente ya que tenemos un Gobierno sin moral ni principios, ni valores ni límites. Al que nada importa salvo el poder. Claro está que los dos cabecillas de la siniestra banda que dirige España gracias a quienes quieren destruir España, por su permanencia en el poder son capaces de infligir a los españoles cualquier daño y de pagar cualquier precio con el patrimonio común de los demás. Cierto que es un Gobierno incompetente como ninguno pero su falta de escrúpulos lo hace muy eficaz en su autodefensa. No hay recurso legal o moral que le afecte o al que obedezca luego solo la fuerza podría cuestionarlo. Se verá en las elecciones próximas. Pero si alguien quiere realmente creer que están dispuestos a batirse en buena lid, perder y dejar el poder ahí tienen a Nicolás Maduro, el padrino y mecenas de muchos de ellos, con el que comparten sin duda jefe. Si hace falta se llevan a Pablo Casado, a Cuca Gamarra y a Teo Aceituna a negociar a Barbados. El manual lo conocen muy bien y lo están aplicando con destreza y presencia.

A los españoles hay que recordarles una y otra vez que informativamente viven en un cubo de la fregona marxista. Salvo aquellos pocos que huyen al pasado y a los clásicos, todo español filtra al día cantidades ingentes de nauseabundas aguas pervertidas por la mala fe, el resentimiento, la ignorancia, la frivolidad o directamente la maldad.  Nunca prueban el agua el agua limpia. El agua del cubo ha ido enturbiando a lo largo de los años. Con culpa de casi todos los que podían haberlo evitado.

Han ganado de momento la partida los que prepararon el agua pestilente, precisamente porque saben moverse en ella mejor que nadie

Ahora han triunfado irnos personajes que todo se deben a la mentira. No entraré en detalles ni con Pedro Sánchez ni con Pablo Iglesias. Porque para que el agua esté bien sucia como ellos la necesitan hay que impedir que fluyan caños con las verdades. Y el que abre un grifo de esos, lo puede pagar caro. Hay muchos españoles que saben muchas verdades que podrían ayudar a retirar de la circulación a muchos canallas y estafadores y hacer así mucho mejor la vida de los españoles honrados. Pero no se puede por el miedo, este otro miedo, a pagarlo caro. Aquí mismo estoy dejando claro que yo mismo, que me he arriesgado siempre mucho más que la media, no digo ciertas cosas sobre cierta gente no porque no sean verdad, sino porque no quiero sufrir las consecuencias de decirlas.

La mentira es gratis. Y omnipresente. La verdad es escasa y preciosa. Pero impagable. Por eso han ganado de momento la partida los que prepararon el agua pestilente, precisamente porque saben moverse en ella mejor que nadie. Ahí están. Gracias a unos votos recibidos por mentir con una sangre fría que nos se recordaba en España. Y prometer exactamente lo contrario a lo que se pretendía y después se hizo. En una estafa mucho mayor que el delictivo plagio de un doctorado. O que las mentiras de unos comunistas que fueron de aventura y medro a un turismo pagado y cruel en el que cobraban por hacer daño a las víctimas del experimento.

Lo digo con vergüenza como periodista, no hay profesión que haya tenido un papel más indigno, innoble, corrupto y cobarde que el periodismo

Pero para ensuciar el agua no ya del cubo, del inmenso acuario nacional, Sánchez ha tenido un aliado capital: la inmensa mayoría de los medios de comunicación que han sido los vertidos fecales e industriales. La inmensa mayoría de los medios se han prestado y se han vendido a la mentira permanente. Por obediencia, por sumisión, por miedo o por dinero los medios han generado toda la contaminación necesaria para que estos bichos de las más profundas y ocultas sentinas nadaran mejor que nadie. Los medios ocultan y silencian las sistemática tropelías cleptomaníacas de quienes usaron la corrupción como su arma de ataque y son mil veces más ladrones que nadie de los antes habidos. Pero los medios son los amortiguadores de unos escándalos que perpetrados por otros habrían derribado gobiernos sin parar.


Se ha creado así un altísimo muro de silencio, de censura y autocensura y tabúes que protege a los mentirosos. Los más de 70.000 muertos son testigos ausentes. Y no más callados que sus compatriotas vivos que solo protestan en su mayoría en casa, en el bar si no están obedientemente confinados. Lo digo con vergüenza como periodista, no hay profesión que haya tenido un papel más indigno, innoble, corrupto y cobarde que el periodismo en la tragedia que es la depravación y degeneración antidemocrática de la sociedad española. Para sacar la cabeza de las aguas fétidas hay que tener un impulso, hay que tener el músculo moral necesario y recuperar el coraje para la verdad, el chorro de agua fresca que limpie esas caras y veamos con claridad al otro. Para perder el miedo a decir esa verdad y romper ese muro del silencio.

Mientras gobiernen quienes viven de hacer daño a España, los españoles sufrirán mucho más de lo que habrían tenido que sufrir de haber sido menos tolerantes con lo intolerable


La situación es trágica. Mientras gobiernen quienes viven de hacer daño a España, los españoles sufrirán mucho más de lo que habrían tenido que sufrir de haber sido menos tolerantes con lo intolerable, menos dontancredos ante la infamia, menos cómodos, menos cobardes.

Pero la esperanza existe. Porque esta nación es mucho más que un pueblo descreído sistemáticamente traicionado por sus lamentables elites. Tan solo necesita que en algún momento por alguna razón a los suficientes les dé por creer en sí mismos.

Siempre recuerdo, es de los momentos que quedan en el recuerdo como columnas que sostienen la memoria de la vida, de aquella llamada de Juan Pablo II a los polacos en su primer viaje como Papa a su patria. “No tengáis miedo. No os resignéis”. Los polacos llevaban medio siglo desde la invasión nazi y después la ocupación soviética hundidos en décadas de levantamientos fracasados, represión sangrienta y vida agotadora, de dificultad y desasosiego.

Unos enanos morales dicen a los españoles que se resignen a tener para generaciones unos gobiernos totalitarios de inútiles, canallas y hampones

El comunismo era el fin de la historia, donde había llegado era para quedarse, se decía. La propaganda pero también la vida diaria proclamaba la resignación como única solución. Como en España ahora intentan desde el poder imponer la resignación. Dejando claro que nada que haría cesar o enmendarse a hombres decentes puede afectar ni conmoverles. Donde unos enanos morales dicen a los españoles que se resignen a tener para generaciones unos gobiernos totalitarios de inútiles, canallas y hampones. Y sin embargo, en aquellos momentos hace más de 40 años, aquel Woytila toco ese músculo moral de los polacos que volvieron a creer en sí mismos y en el poder de la verdad, y según fueron descubriendo entre ellos según pasa el tiempo se diluía el miedo y surgían las ganas de defender lo propio, la esperanza. Y perdieron así el miedo casi todos y en un gran milagro de la historia pasaron a la lucha contra la mentira como compromiso moral y sus huelgas de astilleros movieron ya no solo a una ciudad sino a toda la nación. Todos volvieron a honrar la verdad, el coraje y el sacrificio. Y el resto lo conocen, cayó el régimen comunista polaco y cayó el muro de Berlín y cayó la Unión Soviética y se liberó a sí misma la media Europa esclavizada cuatro décadas por ese comunismo que con nueva careta ahora nos amenaza a nosotros.

Los españoles tenemos ese músculo moral. Quizás algo atrofiado, no entrenado desde hace tiempo por el descreimiento y tanta distracción que nos hizo pensar que era prescindible. No lo es para quien quiera libertad. Para sacar la cabeza de las aguas fétidas que son las conductas y las intenciones de estas malas gentes que nos gobiernan, hay que mover el músculo con la certeza de que la verdad nos hará libres. Cuando sucumba este Gobierno de la miseria moral, del miedo y la mentira.

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