«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.
Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.

Algo está pasando en Cataluña

13 de septiembre de 2023

Más allá de lo que dicen los medios de comunicación, la mayoría al servicio del establishment, existe lo que sucede en la calle. Y eso tiene poco o nada que ver con las consignas que emanan a diario de los centros de poder políticos y financieros. Digo esto porque el asunto de los separatistas catalanes, del que hasta quien esto firma está sinceramente empachado, está adoptando un nuevo sesgo del que casi nadie habla. Me refiero a la irrupción de un nuevo partido, Aliança Catalana y a su líder Sílvia Orriols. Se presentó como candidata a la alcaldía de Ripoll, una ciudad con un gravísimo problema de inmigración ilegal como sucede en otras ciudades de esas que llaman algunos la Cataluña catalana y en la que el separatismo había tenido un importantísimo caladero de votos. Orriols ganó limpiamente las municipales y es ahora, a despecho de progres de salón, la alcaldesa de ese municipio.

Sucede que su partido, indudablemente, furibundamente separatista, lo es también en la lucha contra la inmigración ilegal; asimismo sucede que cuando en materia de orden público se requiere la intervención de la Guardia Civil o la Policía Nacional lo celebra y aplaude. Sucede que en su programa defiende el derecho a la vida y una oposición rotunda al globalismo. Habiendo estudiado sus propuestas estoy en condición de decir que, a excepción del gravísimo tema de la separación de España, el resto lo podría firmar cualquier persona que vote a VOX, por ejemplo. Cada día se afilian más y más separatistas a sus filas y cada vez adquiere más y más peso en la política local, augurándole las encuestas, incluso, su entrada en el parlamento catalán en las próximas elecciones.

No es el mismo caso que aquella Plataforma por Cataluña de Josep Anglada, que se quedó por poco a las puertas de la Cámara. Anglada defendía España, y Orriols, no. Pero ambos comparten su lucha contra la invasión a la que nos vemos sometidos en nuestros pueblos, barrios y ciudades por colectivos llegados de fuera. Es por esto que habrá que estar muy atentos con Aliança Catalana, porque puede acabar ocupando un lugar importante en este juego de sillas esteladas que llevamos soportando hace años en esta región de España. Si los desencantados con los pancistas de ERC, Junts y demás encuentran un lugar con Orriols, que se opone al burquini en las piscinas públicas, al velo en las escuelas y que no ha dudado en manifestarse públicamente como anti salafista, y se van en masa a este nuevo partido, cambiará el eje político catalán y los pijo progres no podrán decir que el separatismo es integrador, simpático, progre, amable y deberán guardar en sus cajones carteles como «Queremos acoger» y esa simpatía que siempre demuestran con esos colectivos mientras pisotean los derechos de los españoles. Orriols está contribuyendo a dejar claro que esas carantoñas con los imanes salafistas y esa tolerancia con la delincuencia venida de fuera son sucias tácticas para lograr votos.

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