«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¿Alimentación apropiada?

6 de abril de 2015

Oír hablar a los políticos y gobernantes, y verlos en televisión en las tertulias, criticando sin piedad el uno al otro, ignorando a los ciudadanos, sólo centrados en sus propias ideologías como las únicas válidas frente al perjuicio que suponen otras ideas, con argumentos vacíos y absurdos, sin entrar en el fondo de los problemas, sin empezar nunca por el principio del mismo, sin soluciones viables, etc. ha llegado a ser un espectáculo vergonzoso; y debemos aceptar que nos toman por idiotas porque, sencillamente, creo que lo somos. “y tú más”, como le diría un político a otro.

La contemplación de estos espectáculos de los gobernantes y políticos me llena de profunda tristeza y malestar, es deprimente soportar tanta ineficiencia pagada por nosotros. Uno termina desilusionado y hecho polvo al final de estas tertulias; sin duda hay que tener una preparación especial para tanto desatino y abuso. En una ocasión hablé con un eminente dietista político-social y me aseguró que era esencial aportar a nuestro organismo una energía extra necesaria para soportar estas sesiones de maltratos; debemos tomar, me dijo, todas las mañanas un zumo a base de, tomen nota, cebolla, pepino, calabaza, limón, tomate, zanahoria, pera, manzana, remolacha y jengibre. Estas frutas y verduras nos defienden de estos enfrentamientos porque nos nutre de una serie de vitaminas a tal efecto: lleva antioxidante, hierro, fósforo, magnesio, mejora la visión, la piel arrugada, favorece la circulación de la sangre, reduce la hipertensión, regula el sistema cardiovascular, tiene vitamina A, B. C y E, controla el mareo, el vértigo, es antidepresivo, aumenta la energía, etc. etc

Llevo un par de años cumpliendo fielmente el consejo recibido, pero, si he de ser sincero con usted, debo decirle que este zumo no ha cambiado para nada el hastío que sigo soportando frente a estos espectáculos denigrantes. Si bien, también debo reconocer que desde que lo tomamos mi mujer y yo, no hemos vuelto a coger un solo catarro. Algo es algo, y el que no se contenta es porque no quiere.

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