La situación se complica, y mucho en Argentina y la amenaza de una suspensión de pagos (default) se atisba en el horizonte a corto plazo y eso afectaría al sistema financiero internacional de forma grave.
El Gobierno de Cristina Fernández trata de impedirlo, pero acaban de recibir un mazazo con el rechazo de la Corte Suprema de Estados Unidos de la tesis argentina de no pagar a los “fondos buitres”. El principal de ellos (NML Capital) reclama al Gobierno de Buenos Aires 1.300 millones de dólares. Pagarles supondría unos 15.000 millones de dólares, la mitad de las reservas argentinas.
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Los “neoperonistas” no quieren pagar a estos fondos porque compraron por casi nada lo que ahora reclaman cobrar por su valor nominal y han sacado las banderas. La situación actual impide el pago a los bonistas que no son fondos buitres, ya que los pagos deberían hacerse en territorio jurídico norteamericano y temen que esos fondos fueran bloqueados y aplicados a la deuda con “los buitres”.
Así las cosas, la suspensión de pagos es la solución que algunos recomiendan a la Casa Rosada. Sería la cuarta de la historia argentina (la última, en 2001 puso en jaque las finanzas internacionales). Argentina arrastra este problema desde hace años, la Presidenta no vuela al extranjero, temerosa del embargo el avión presidencial, en 2012 el gobierno africano de Ghana bloqueó la fragata “Libertad”, buque escuela de la Armada argentina.