«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Las becas

25 de junio de 2013

El ministro Wert se resiste a dar marcha atrás en lo que no es una mala decisión: exigir a los chicos que aspiren a una beca universitaria, al menos un pobretón 6,5, ni siquiera un notable. Hasta ahora bastaba con obtener un cinco pelado para beneficiarse de una beca, que, en cualquier país serio, jamás se obtendría con un simple aprobado.Algarada inmediata en la izquierda, que considera la (des)educación su feudo; después de todo es su obra. La obra del 30. El 30% de fracaso escolar y analfabetismo funcional. Tertulianos de izquierda, asociando inteligencia y esfuerzo, alegan sin sonrojarse, que sólo accederán a dichas becas los hijos de los ricos. O sea, quiénes tengan capacidad económica. Una falacia y un insulto al pobre: ¿idiota es sinónimo de pobre? La izquierda siempre ha sido así.A la protesta progre, se ha sumado de inmediato la colección de rectores universitarios que pululan por España. Y son legión, dado que, a este paso, va a haber aquí más universidades –mediocres–, que bares. Universidades vacías, eso sí, que la curva demográfica no acompaña. Los rectores que pedían subir las tasas a los alumnos, no quieren que se premien el esfuerzo y la excelencia. Podría notarse que el profesorado enchufado no está a la altura. Quieren aulas llenas como sea, aunque nada se enseñe en ellas o el futuro de los alumnos sea el paro. Cosas de la subvención. Amenazan además con subir el aprobado al 6,5. Lo de esta gente es para nota. Para un cero.A no mucho tardar, el sector progre del PP obligará al ministro Wert a dar marcha atrás. No sea que las universidades acaben convirtiéndose en eso que tanto temen: en centros de estudios.

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