Europa ha encontrado en la Administración Trump varios desafĆos y sorpresas, pero en la necesidad de contribuir mĆ”s a sus gastos de defensa no puede alegar ni sorpresa ni casi oposición, como se ha comprobado en la conferencia sobre seguridad de Munich esta semana pasada.
Como han recordado el general James Mattis, nuevo secretario de Defensa, y el propio Vicepresidente Pence varias Administraciones norteamericanas, republicanas y demócratas llevan años insistiendo en que los europeos inviertan anualmente un 2% de su PIB en defensa.
Sólo tres paĆses europeos, Letonia, Polonia y Grecia, cumplen con ese compromiso. En 2014 los miembros de la OTAN acordaron hacer ese esfuerzo en 10 aƱos, aunque poco ha cambiado desde entonces. Ahora, los norteamericanos quieren ver cambios a finales del 207 para que no se reduzca el compromiso norteamericano con la Alianza AtlĆ”ntica.
Europa desde 1945 ha confiado la coordinación de su defensa a EE UU, todos los Generales en Jefe de la OTAN han sido y son norteamericanos que tienen bases en casi todos los paĆses, y en tiempos de la Guerra FrĆa otorgaban la protección nuclear, base de la disuasión mutua Pacto de Varsovia-OTAN.
Puede que hace unos aƱos, despuĆ©s de la caĆda del muro de BerlĆn, esta disuasión pareciera superflua, pero despuĆ©s de Georgia y mĆ”s recientemente Crimea, la mentalidad belicista ha regresado. No olvidemos el reciente despliegue ruso de armas tĆ”cticas con capacidad nuclear en Kaliningrado, su enclave dentro de la UE entre Polonia y Lituania.
Asà como Europa se encargó ella misma de su unión económica y monetaria construyendo un formidable mercado interior y la segunda moneda mundial, en defensa ha sido la OTAN, es decir EE EU, quien ha dirigido, modernizado e impulsado la unión militar.
Cuando ahora Montenegro quiere entrar en la OTAN es porque estĆ”n los EE UU, no porque estĆ©n Holanda o EspaƱa. Estamos pues ante una cuestión capital por dos motivos: la defensa no puede decidirse por consenso y Europa no tiene ni las capacidades estratĆ©gicas (nucleares) ni tĆ”cticas para ser una fuerza militar creĆble.
Tiene pues que ponerse a elevar su gasto en defensa, unos 15.000 millones de euros para toda UE y 10.000.000 euros para lo zona euro. Āæpero puede hacerlo? Financieramente es difĆcil en los actuales presupuestos nacionales, salvo en el alemĆ”n PodrĆa hacerse a nivel UE o Euro, y financiarlo con bonos europeos homologando al mismo tiempo los requisitos de la industria militar.
SerĆa bueno polĆticamente, bonos europeos, y económicamente, inversión en tecnologĆa avanzada. No hay que menospreciar el pacifismo en Europa, que impulsado por la URSS durante la Guerra FrĆa sigue pesando sobre las opiniones polĆticas como hemos visto recientemente respecto a AfganistĆ”n o Libia. EspaƱa es un buen ejemplo, siempre dispuesta a enviar tropas donde sea, pero āen misiones de pazā.Ā El terrorismo ligado al extremismo islĆ”mico estĆ” afectando ahora a las opiniones publicas, aunque parece que mas en restringir la inmigración o aumentar los poderes de control interno de cada Estado. Hablar de mas gastos en defensa para proteger nuestras fronteras comunes frente a agresiones de otros Estados puede ser muy diferente y abrir un debate como el del despliegue de los misiles norteamericanos en los 80.
La nueva defensa no es sólo en armas
Es verdad que la nueva defensa no es sólo en armas. Los ataques a redes de Internet y gastos en información forman parte de los nuevos conflictos, pero no hay que engañarse, el requerimiento norteamericano demanda mas armas, mÔs sofisticadas y mÔs tropas.
Europa habĆa abrazado con pasión el llamado dividendo de la caĆda del muro y el fin de la Guerra FrĆa. Saliendo ahora de la crisis y bajo el miedo a un auge del populismo y el nacionalismo llega una necesidad ineludible y con plazo: 2017. AdemĆ”s, en cuestiones de defensa hay dos temas adicionales y aparentemente intratables: quien ostenta el mando y las armas nucleares.
En el primero la integración de los paĆses europeos se ha hecho a travĆ©s de la OTAN y los EE UU. Y en el segundo lo mismo. La UE puede, y quizĆ”s no le quede mĆ”s remedio, que tenĆ©rselas tiesas a EE UU en temas comerciales y financieros. Tiene tamaƱo, capacidad y experiencia e independencia suficiente, lo que no quiere decir que no vaya a ser duro y peligroso. Pero en defensa, hoy por hoy, la conexión atlĆ”ntica es insustituible. Durante mĆ”s de dos dĆ©cadas se ha cumplido el adagio que los norteamericanos son de Marte y los europeos de Venus.
Hace mucho tiempo que en el debate polĆtico y electoral de las sociedades europeas la defensa y la guerra estaban ausentes, pero todo apunta que ya no podrĆ” ser asĆ. La imagen en Europa de la nueva administración norteamericana no lo va a hacer mĆ”s fĆ”cil.
Sin embargo, un fracaso que llevase a EE UU a reducir su compromiso con las fronteras exteriores europeas afectarĆa a la propia UE sabiendo de antemano que tanto en defensa como en los embarazos no hay tĆ©rminos medios. Puede que al salir de una crisis no sea el mejor momento para hablar de estas cosas de las que se habla en el resto de los paĆses del mundo, pero todo apunta a que Europa no podrĆ” seguir eludiendo decidir sobre su defensa y seguridad. CortesĆa de Trump.