'Ser es defenderse'
Ramiro de Maeztu
Cinco pandemias, ¿y tú?
Cinco pandemias, ¿y tú?
Por Marcial Cuquerella
5 de noviembre de 2020

Al sur de Honduras hay un puente en suspensión que mide trescientos metros y es uno de los emblemas de la nación. Empezó a construirse en los años 30 con dinero estadounidense con la idea de asemejarse al Golden Gate de San Francisco y se terminó 60 años después. Es un monumento de ingeniería, una obra magna del hombre, que soportó firmemente y sin inmutarse el paso del huracán Mitch que devastó todo a su alrededor. Es un puente magnífico, imponente, firme, seguro… y durante años completamente inutil. 

Hágame el lector el favor de buscar en internet “puente sobre el río Choluteca” y rápidamente verá a lo que me refiero. El paso del Mitch por Honduras y Nicaragua dejó más de siete mil muertos y cientos de miles de desplazados, y, de paso, cambió el curso del río que ahora corría en paralelo al puente, no debajo, sino al lado, de tal forma que en la imagen se aprecia una obra que no une nada con nada. Ahí se yergue, esbelto, fuerte, hermoso, y no sirve para nada.

Los personajes más corruptos de la sociedad han encontrado su teatro perfecto de operaciones en la política, de forma que para un hombre honrado se hace difícil moverse entre tanto navajazo

La metáfora no es original, fue tomada por muchos como la máxima expresión del esfuerzo inutil. Podemos prepararnos como sociedad y como personas para dar lo mejor de nosotros mismos en un momento concreto de la historia, y puede no servir de nada, porque la realidad es cambiante. 

Y cada vez lo es más en este tiempo de pandemias. Tuvo que sobrevenir a la humanidad una catástrofe al más puro estilo bíblico como la del covid-19 para que nos diéramos cuenta, y en el lote hemos descubierto agazapadas entre las costuras del siglo otras cuatro pandemias, si cabe más letales que la primera: 

Puede que haya cambiado el tablero de juego, pero los jugadores somos los mismos. Podrá cambiar la forma, pero siempre seremos iguales que nuestros abuelos y que nuestros nietos

Cinco, no una, cinco pandemias, que han hecho que el río de la historia se desvíe para siempre, mientras nosotros tratamos de cruzar un puente que une dos orillas que ya no existen.

No encuentro una expresión más estúpida que la de la “nueva normalidad”. ¡Estamos en permanente cambio!. Pero mientras todo a nuestro alrededor se mueve, mientras las normas cambian, mientras la tecnología avanza, hay algo que permanece siempre igual: nosotros. Puede que haya cambiado el tablero de juego, pero los jugadores somos los mismos. Podrá cambiar la forma, pero siempre seremos iguales que nuestros abuelos y que nuestros nietos. Y esa es la base de la innovación: que el mundo es esencialmente impredecible, pero sabemos que en el futuro nuestras necesidades serán las mismas. Innovar es dar respuesta a los cambios, incluso anticiparse a los cambios.. pero para servir a los mismos.

Y (hablando de puentes, huracanes e inundaciones) en tiempos del diluvio universal hubo muchos que vieron venir la tormenta, pero sólo Noé construyó el arca y no para él, sino para él, su familia, y la naturaleza que le rodeaba. Él previó, y se puso manos a la obra. Y no pasó a la historia como un visionario, sino como un constructor. 

Esa es la clave de la innovación: tener la actitud y preparación mental y física para actuar y servir al bien común cuando venga la inundación. 

Y mira, ha empezado a chispear.

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