Una vez más gobiernos y ciudadanos nos encontramos ante una disyuntiva en que las decisiones que se tomen nos puedan llevar o bien a un estadio de desarrollo económico y social sin precedentes o nos vuelvan a sumergir en un caos anárquico y violento. Veamos lo positivo:
1.- Nunca se ha visto mayor bienestar para un mayor número de personas en el mundo. Esto es algo incontestable, baste comprobar el aumento de la población.
2.- La igualdad como ideal es una falacia, no importa cuán grande pueda ser la diferencia siempre que mejore al nivel económica y socialmente inferior. Eso también es cierto.
3.- El que haya victimas es una consecuencias de múltiples tensiones sociales y económicas que no se resuelven obligando una igualdad, baste ver las consecuencias de los regímenes comunistas. Hay menos sufrimiento en la sociedad occidental que en ninguna otra. Esto es indiscutible.
4.- Nunca se ha poseído tanto conocimiento y tan generalizado sobre la problemática humana.
5.- La formación de las minorías rectoras con poder nunca han tenido disponibles tanta información para resolver los problemas.
Y aún así ¿Qué es lo que pasa? ¿Tenemos los humanos un instinto suicida que nos impulsa a destruir aquello que más queremos como decía Oscar Wilde en la balada de Redding? ¿Es que los individuos en su lucha por la supervivencia o supremacía se vuelven locos? ¿Es que algunos miembros de las nuevas generaciones quieren tirar por la borda la tranquilidad y paz de los últimos años?
La decisión sobre el futuro de España está en nuestras manos, sobre todo en la de la clase gobernante. Su mayor culpa sería el perder la oportunidad que nos brindó una coyuntura favorable que tanto costó formar en este país poco a poco desde la misma guerra, pacientemente por unos y otros, y que no se vuelva a repetir un choque frontal entre esas dos Españas. El que un sector exaltado y minoritario ante la acomplejada pasividad de las fuerzas del orden de este país y de media Europa se eche al monte en una ‘kermesse’ lúdico- revolucionaria y el que unas fuerzas que pretenden centrifugar España y a continuación Europa en una borrachera de irracionalidad no se vean contestadas por una firme acción de las autoridades con la disculpa de que son muchos y que todas las ideas son respetables. Es una muestra de la incapacidad de gestión de dichas autoridades. ¿Qué le ocurre a la sufrida y recién constituida clase media española? ¿No reacciona? Les pregunto para que se lo pregunten:
1.- ¿Han conseguido anestesiarla? Entonces la educación ha sido un desastre mayor que lo que revela el informe Pisa.
2.- ¿Carece de convicciones, es ignorante? ¿Educación o carácter? Será manipulable.
3.- ¿Acabará desapareciendo como tal? Si es así no hay solución, solo una amplia clase media consciente da estabilidad a un país.
4.- ¿Quién ha sido responsable de esta falta de educación? Esto lo puede adivinar cualquiera que se haya pasado por la educación pública estos años. Se ha dejado un instrumento letal en manos de aquellos que en el fondo querían destruir nuestra sociedad. La pregunta es ¿quién se lo ha permitido y porqué? O mejor preguntaríamos ¿para qué?