«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.
Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.

¡Cómo se atreve VOX a organizar actos!

29 de mayo de 2024

Anda la zurdería indignadísima con la capacidad de convocatoria que tiene Abascal. Tras el éxito en Vistalegre de con un Milei inmenso y un llenazo que pocas veces se ha conseguido, los enemigos de VOX están cabreadísimos, rumiando cómo hacer que la candidatura verde sea como el alma de Garibay, de la que todo el mundo hablaba pero nadie veía. Que su deseo es invisibilizar al partido es evidente. No hay día que no se ataque, agreda, destroce o amenace a las gentes que están en los puestos de información de los de Abascal. Tampoco hay día en el que los medios ninguneen al partido, bien no hablando del mismo, bien añadiendo la sempiterna coleta de «extrema derecha» —no he escuchado jamás que llamen golpistas a Junts o a Esquerra, bilduetarras a Bildu, comunistas a Sumar o extrema izquierda a las CUP—, bien desmintiendo en directo si entrevistan a un dirigente o candidato del mismo. Le pasó el otro día a mi hermano Juan Carlos Girauta cuando la entrevistadora le negaba que el término «presunta corrupta» fuse aplicable a Begoña Gómez, a lo que Juan Carlos le dijo que él era abogado hacía cuarenta años y sabía perfectamente cómo podía y como no podía definirse la situación jurídica de dicha señora.

La cosa es ejercer constantemente el ejercicio de la negación en paralelo al de invisibilizar a quien no acomoda. Ambas cosas ni son democráticas ni admisibles, pero vivimos en el país de los «cordones sanitarios» y la hipocresía, que uno todavía recuerda la entrevista a Otegui perpetrada por Jordi Évole o como en TV3 se presentaba a Carles Sastre, exmiembro del grupo terrorista Terra Lliure, como «un pata negra del independentismo», alabando su figura y recorrido. Digamos, de pasada, que el tal Sastre suele aparecer junto a diferentes presidentes de la generalidad que le estrechan la mano como si fuera el Niño Santo de Burdeos, mirándolo arrobados, y que Sastre acaba de ingresar en la dirección de la ANC. Participar en el asesinato del empresario Don José María Bultó, qepd, tiene premio en la Cataluña gansteril de hoy.

Pero todo esto es normal, igual que lo es no hablar de Paracuellos, silenciar quién fue y qué hizo la Pasionaria, el papel de los separatistas vascos y catalanes en la guerra, las checas, por qué el PNV tiene como referencia de cabecera a un racista misógino como Sabino Arana o los catalanistas a el Doctor Robert, Peyo Gener, Pompeyo Fabra o, sin tener que ir más lejos, Pujol, Barrera o Torra. Todo es admisible y todo es aceptable en ese circo de horrores que llamamos democracia. Todo, menos que VOX organice actos a los que la gente acuda masivamente, que monte sus puestos de propaganda electoral en plena calle —«Nene, nene, tápate los ojos, que ahí está la cara de Girauta, no te vayas a pervertir y aprendas latín»— o que se atreva a replicar a los oráculos periodísticos pagados abundantemente con dinero público.

Yo es que tampoco sé cómo se atreven. Porque hay que tenerlos bien puestos.

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