«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Comportamientos colectivos inexplicables

8 de junio de 2015

En el artículo anterior analizábamos las razones por las cuales creo que el PP no ha sabido retener el grueso de su electorado, ahora bien, en justicia y en su descargo, debemos ser consecuentes y justos,  tras la crítica debemos resaltar igualmente el incomprensible comportamiento de una muy importante parte de la población española que ha ignorado el mérito de una gestión esencialmente bien realizada.

Aunque haya que repetirlo cien veces, no es un borrón y cuenta nueva como ahora quieren ocultar los socialistas, hay una historia  y una genética social. La situación, no solo económica y laboral, que heredó este equipo gestor era dramática, de hecho podría afirmarse que era una situación de quiebra y descomposición social sin precedentes. El gobierno anterior, en un ejercicio de incompetencia elemental y absoluta irresponsabilidad, había llevado a España al borde de su disolución. No debemos perder de vista estos antecedentes ni la gravedad de los mismos en ningún momento, pues esta situación está en el origen de muchas medidas que  tuvieron que tomarse para evitar un colapso a la griega. Aunque algunos creamos que hubieran tenido que ir acompañadas de otras que no se han atrevido a tomar, pero los hechos son los hechos y la gestión de cara al interior y al exterior del país merece un gran respeto, desde luego mérito que con equipos gestores como el anterior hubieran sido imposibles.

¿Por qué una parte de la población española ha ignorado todos los indicadores positivos: de crecimiento y empleo, de solvencia internacional, de un futuro más halagüeño para nuestros hijos, múltiples y variadas razones positivas que nos han abierto la posibilidad de salir del agujero y emprender un camino más esperanzador de cara a un futuro, peso al desastre anterior, todavía en fase de desarrollo pero objetivamente cuantificable,  y por el contrario han apostado de manera suicida  por un camino de extremismo radical, que en sí no sería alarmante, si no fuera por la resurrección de un “frente Popular” demagógico ( siempre ha habido extremistas) con el apoyo de un partido socialista, aparentemente europeo, para lanzarse por la pendiente de una nueva aventura que puede acabar en tragedia con casi toda probabilidad?

 

La pregunta no es baladí y desde media Europa seguro que se la están planteando, al igual que el 99% de los inversores dentro y fuera del país, a la hora de evaluar el futuro de España. ¿Están locos los españoles…? Yo desde luego me lo preguntaría. Muchos sectores y personas clave por el mundo adelante no entienden por qué extrañas pasiones, resentimientos viscerales, deseos de poder o  simple frivolidad utópica, se puede llegar a posturas irracionales que puedan conducirnos a la autodestrucción. Mucho mal se ha hecho ya. ¡Ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia en manos de poco más que ocupas! Pensadlo con calma y sin pasión…En España y Europa se ha alcanzado un nivel de vida jamás soñado en siglos ¡Olvidemos de una vez las demagogias y la mentira! Realmente hemos venido a formar parte de un primer mundo con nota. Cuesta imaginarse el riesgo que se está corriendo. Eso no se entiende, y cuando algo no se entiende la confianza y la inversión desaparecen, todo se paraliza, y si eso ocurre, olvidemos esta corta primavera de recuperación. Nadie invierte ni se mueve cuando hay incertidumbre y mucho menos cuando la certidumbre es que nos aguardan experimentos neo marxistas ¡Qué le vamos a hacer es la naturaleza humana mal que les pese a los utópicos! No es de recibo el sistema de alianzas de perdedores, es profundamente inmoral  no se puede caer en “o mayorías absolutas o el caos” Si la cuestión no se corrige en las elecciones generales,  nos olvidamos de los falsos y torticeros discursos electorales y se recupera el sentido común, nadie se va a arriesgar y apostar por este país. El naciente crecimiento se convertirá en depresión, el paro volverá a dispararse y los precios de los activos volverán a caer: que nadie lo dude. Es de libro…  

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