Kamala Harris y Donald Trump, los candidatos que se medirán el próximo 5 de noviembre en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, se vieron cara a cara el pasado martes 10 de septiembre en el «National Constitution Center» en la ciudad de Filadelfia, en oportunidad de un esperado debate.
No es exagerado pensar que las principales portadas de los diarios americanos estuvieran escritas aún antes de la contienda. La parcialidad del periodismo es tan explícita que, casi en unanimidad, destacaron que la candidata demócrata mantuvo al republicano «a la defensiva» con un discurso «provocativo». La lectura seria es que cada uno respondió a su más pura genética: Trump estuvo a la defensiva porque sabía, como en ocasiones anteriores, que el debate no era solo con Harris sino también con los «moderadores» que en ningún momento intentaron siquiera una mínima dosis de imparcialidad. Y Kamala también fue Kamala: vaga en sus definiciones, agresiva, burlona y sobradora; sus principales armas fueron risas irónicas y miradas socarronas.
Sin embargo, y pese a que los medios le han levantado el brazo en señal de victoria, la campaña de Harris quiere un segundo debate presidencial con Trump, lo que contradice el supuesto triunfo. El abc de cualquier estratega desaconsejaría un nuevo enfrentamiento al ganador. ¿Para qué poner en riesgo el éxito obtenido? Este reclamo de los asesores de la candidata demócrata da a entender que necesitan otro «round» para posicionarla mejor.
Es una realidad que poco se sabe del eventual programa de gobierno de Harris excepto sus posiciones de izquierda extrema, solo superadas por su compañero de fórmula. En 50 días de campaña, Harris ha brindado una sola entrevista en la que anunció un estricto control de precios en el intento de sofocar el desorden económico que provocó la administración que comparte con Joe Biden. El público no conoce en detalle sus planes, excepto el liderazgo que asumió en defensa del derecho al aborto. Según CNN, Kamala Harris se convirtió en la primera vicepresidente en visitar a un proveedor deabortos en lo que denominó su «gira por la libertad reproductiva» por varios estados. Otro mensaje inequívoco y espeluznante fue su decisión de instalar un camión donde se efectuaban abortos en la puerta de la Convención Nacional Demócrata, en la ciudad de Chicago.
En materia de sanitaria, durante su campaña para 2020, promovió un sistema de seguro de salud respaldado por el gobierno en Estados Unidos. Sin embargo, recientemente se alejó de esta postura y ya no apoya un sistema de seguro de salud de pagador único.
Por otro lado, Harris intentó consolidarse como una firme defensora de la justicia ambiental. Como fiscal general de California, llevó a juicio a grandes empresas petroleras e investigó a Exxon Mobil por su papel en una supuesta «desinformación sobre el cambio climático”»
Además, en su etapa en el Senado, apoyó la iniciativa Green New Deal. Durante aquella campaña presidencial de 2020, se mostró a favor de prohibir el fracking, pero un portavoz actual anunció que ya no respalda esa prohibición y que ha cambiado de opinión al respecto. Está claro que sus propuestas son ambiguas y es necesario remontarse al pasado para encontrar algún tipo de definiciones.
Donald Trump describió con una ironía que tiene tanto de cierto como de alarmante, el futuro inmediato de los Estados Unidos tras un eventual triunfo demócrata: se convertiría en «Venezuela con esteroides».
Las propuestas del candidato republicano, por el contrario, son conocidas y no ha modificado su diagnóstico sobre el estado de la nación y las políticas a implementar. Tiene la intención de terminar la construcción del muro entre Estados Unidos y México, una promesa que hizo por primera vez en 2016, respondiendo a la necesidad de frenar la inmigración ilegal fomentada por los demócratas y simultáneamente avanzar con «la Ley de Enemigos Extranjeros» que conlleva la expulsión de traficantes de drogas, miembros de pandillas o de cárteles conocidos o sospechosos que estén en territorio de los Estados Unidos. En su segundo mandato, el exmandatario priorizaría la lucha contra los cárteles de la droga y esto tiene que ver con las principales preocupaciones de los americanos: salud, inseguridad y delito.
En cuanto a los aspectos economía nacional, mencionó que tiene como objetivo reducir la suba de precios y prometió extender los recortes de su Ley de Reducción de Impuestos y Empleos de 2017 .
En materia social, Trump prometió «volver a poner a los padres a cargo y darles la última palabra» en asuntos educativos. Mencionó su decisión de instruir a las agencias federales a recortar los programas que promueven las transiciones de género, además de pedir al Congreso que detenga el uso de fondos federales para promover y pagar procedimientos de cambio de género.
Esto tiene que ver con su lucha contra la Agenda 2030 y la pretensión del wokismo de pasar por encima de los padres para imponer políticas de adoctrinamiento infantil. En esa misma línea se encuentra su férrea postura a favor de la vida y su rechazo a que Estados Unidos sea tierra aborto-friendly.
The Economist publicó recientemente un informe detallado sobre cómo se perfilan las próximas elecciones. Politólogos de varias universidades trabajaron en la investigación que presenta un promedio de las encuestas más recientes e incluye un análisis de datos de hace meses atrás donde se comparan las tendencias actuales con los resultados anteriores de las mediciones entre Trump y Joe Biden, quien bajó su candidatura hace casi dos meses.
Hasta el 19 de julio, las encuestas de intención de voto mostraban que Trump estaba en camino a ganar con un 47% de apoyo, mientras que Biden se encontraba, por lo menos, tres puntos por debajo, con aproximadamente un 44%.
La defección de Biden alivió a los demócratas, que vieron subir las expectativas del público hacia la flamante candidata. Parece que los simpatizantes no valoraron negativamente la maniobra de lanzar un candidato que correrían enseguida para postular a Harris y evitar unas primarias dificultosas. En la actualidad, esa primera euforia empezó a decaer y Donald Trump vuelve a recuperar posicionamiento.
Google y Associated Press se unieron para confeccionar un relevamiento sobre el panorama de las tendencias entre los temas electorales más buscados en internet de cara a las elecciones en Estados Unidos. Esto sucede debido a que cuando los americanos, así como la mayoría de los ciudadanos del mundo, buscan información sobre política y elecciones, uno de los primeros lugares a los que recurren es Google.
De acuerdo con los datos proporcionados, el ranking de los temas más buscados por son: cuidado de la salud, inseguridad, salarios, inmigración y desempleo. Así, los temas que completan el top 10 actualmente incluyen seguridad social, aborto, registro de votantes, salario mínimo y carrera presidencial.
Claramente los problemas que desvelan a los ciudadanos son los que aborda Trump con definiciones firmes. En cuanto a los candidatos, Donald Trump se posiciona con un 62% de las búsquedas en Google, en tanto, Kamala Harris se ubica en los buscadores con el 32% en las estadísticas de términos de búsqueda.
Las urnas estarán abiertas el primer martes de noviembre, pero muchas personas ya habrán votado gracias al sistema de votación anticipada y al voto por correo. Por su parte, el recuento de votos podría extenderse durante varias semanas en algunos estados, por lo que los resultados oficiales no se anunciarán de inmediato. La certificación del escrutinio está prevista para el 6 de enero de 2025.
El 20 de enero de 2025, el nuevo presidente asumirá el cargo y prestará juramento en la mítica ceremonia inaugural en las escaleras del Capitolio, en Washington, D.C. y todo indica, menos el periodismo global, que Donald Trump volvería a la Casa Blanca.