No sabía hoy si continuar con el asunto del petróleo en nuestras aguas canarias, o dedicarle un recuerdo a quien todos creímos un día que fue honorable: Jordi Pujol. No sé si me podré resistir, pero intentaré atenerme a este último asunto. Todos lo hemos visto paseando en varias ocasiones desde su refugio donde ha pasado sus vacaciones; su conciencia se veía tranquila. Y satisfecho. Este hombre no tiene remordimientos de ninguna clase. Sin duda, su conciencia le dice que después de todo lo que ha hecho por Cataluña debería ser más la cantidad acumulada; no sólo por lo que no ha declarado a Hacienda, sino por el origen ilegal del dinero público. Pero es igual, su subconsciente justifica todo lo detraído como justa compensación por todo cuanto ha hecho. Lo que no considera este hombre es que todo cuanto haya hecho por Cataluña estaba incluido en el sueldo que percibía por su trabajo. Y eso es todo; con independencia de los resultados. Pero declaró, a fin de justificarse, que no había encontrado el momento oportuno de declarar los miles de millones acumulados con la ayuda de sus fieles hijos y esposa; si bien, un empleado de banca supo encontrar el momento oportuno de hacerlo, y lo hizo. Pujol, en lugar de mostrarle agradecimiento por el “apoyo” prestado, le va a poner una querella: además, ingrato. No dudo que haya hecho cosas por esa Autonomía, algunas de amargo recuerdo, incluso para la mayoría del pueblo catalán, como ha sido el hecho de adoctrinar a la infancia y a la juventud, durante varias décadas, en el odio a España. También le han pagado por eso. Pero su conciencia está tranquila.
Por cierto, el vertido de dinero público hacia los bolsillos del clan Pujol, no representa un daño tan grave como el que supondría el posible vertido incontrolado de petróleo a nuestras costas canarias que pudiera ocasionar mañana Marruecos como consecuencia de la irresponsabilidad del Gobierno canario que se niega a proteger a nuestra Naturaleza extrayendo directamente el crudo; no es un problema sobre quien se va a embolsar el dinero, eso es ahora lo de menos, lo importante es coger al toro por los cuernos y dar la cara por el pueblo en momentos que podrían ser cruciales.
Ustedes disculpen; al final, no pude resistirme.