«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El conductor, al paredón

10 de diciembre de 2013

Sentada la premisa de que las multas no sirven para salvarnos la vida sino para rascarnos un poco más la cartera, lo que más puede molestar al conductor es que las autoridades, encima, le chuleen. La última ha sido el amago de la Dirección General de Tráfico de imponer un nuevo examen para comprobar los conocimientos de los automovilistas veteranos. Te sacas el carné, te sale por un ojo, arriesgas tu vida en las carreteras que ellos tienen hechas una pena, te fríen a multas, te imponen reglas y normas de eficacia harto discutible, te quitan los puntos, te obligan a reexaminarte, y ahora… pretenden imponerte una reválida más.

Ha explicado la directora de Tráfico que se trataría de una prueba teórica, una especie de “reciclaje” necesario para los conductores, que se están barajando fórmulas y que hasta se ha encargado un estudio a una universidad. ¿No perciben ustedes el perfume rancio a catequesis que se desprende de las siguientes palabras: “el momento de renovar el permiso es idóneo para que la persona se dé cuenta de que necesita una actualización de conceptos”?.
Catequesis, profilaxis, paternalismo… Y una nueva injerencia del Estado en la esfera privada, con la excusa –vieja excusa de todos los intervencionismos– de la seguridad. ¿Seguridad? ¿De qué estamos hablando? Si el número de accidentes ha bajado es por la crisis económica –la venta de gasóleo se desploma–, no por los multazos, ni por las medidas represoras con las que importunan al conductor.

Alegan, desde hace tiempo, que los radares, que pueden llegar a los 6.000 euros de multas por día, son para reducir la siniestralidad. ¿Quieren saber cuántos de esos radares están situados en tramos de carretera peligrosos? Sólo cuatro de cada cien. ¡Conque reducir la siniestralidad! Otro detalle: se penaliza el exceso de velocidad, pero no llegan al 12% los accidentes por exceso de velocidad. No lo dice una asociación de automovilistas, sino… el Anuario de la propia DGT.

Es sintomático que en todas las campañas de Tráfico el culpable de las muertes en carretera nunca es la Administración, que es la que tiene posibilidad de modernizarlas y señalizarlas, sino el conductor.
Y ahora, salen con un plan de reeducación, para “actualizar conceptos”, un nuevo peaje liberticida, y una nueva excusa para seguir hurgando en la cartera del conductor. Porque la nueva reválida obviamente no será gratis.
Primero fueron los cursos de reeducación de la DGT para recuperar los puntos. Ahora, la reválida para “actualizar conceptos”. Y siempre, la caja. Es lo más parecido a los lavados de cerebro de la China maoísta. No solo ponen sus manos sobre tu carné de conducir, sino que pretenden sensibilizarte. Molesta el expolio y la tomadura de pelo, pero lo que más molesta es el tonillo de señorita Rottenmeyer que se les pone.

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