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Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.
Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.

Conociendo a España…

5 de junio de 2023

Formado en las categorías inferiores del Flamengo, Vinícius Júnior llegó al Real Madrid el 14 de julio de 2018. Pronto saltó al primer equipo, al que, en principio, aportó más fantasía que acierto de cara al gol. Naturalmente, Vinícius gastaba la misma melanina que ahora, pero el público prefería mofarse de sus errores a pesar de que se atisbaba una probable explosión del delantero. Con el paso de las temporadas, Vinícius se ha asentado en el primer equipo aportando asistencias, goles y la misma exuberancia que trajo de Brasil. Como todo gran jugador —¡Guti maricón!, ¡Ese portugués, qué hijoputa es!— el carioca recibe insultos todos los fines de semana. Sin embargo, a diferencia de otros deportistas odiados por el público —recordemos a Drazen Petrovic— que se crecían ante la hostilidad, Vinícius ha acusado el peso de esa presión debida más a su habilidad en el regate que a su color de piel. De hecho, en el propio Real Madrid hay más jugadores negros que no reciben ese trato porque no son vistos como una amenaza.

Como es sabido, el fútbol es mucho más que 22 tíos en calzoncillos detrás de un balón. Su componente político es altísimo y, de hecho, tras las porterías se exhiben o se retiran símbolos de todo tipo: ¿no dijo Vázquez Montalbán que el Barcelona es el ejército desarmado de Cataluña? No tiene, por lo tanto, nada de especial que personas que orbitan alrededor del balón, muestren sus preferencias ideológicas. ¿No exigió en su día Guus Hiddink la retirada de una pancarta con símbolos nazis de las gradas de Mestalla?

Viene todo esto a cuento porque, recientemente, el entrenador español y, sin embargo, irredento hispanófobo, Josep Guardiola, se desahogó a cuenta de lo sucedido con Vinícius en Valencia. Haciendo gala de su habitual estilo, el técnico catalán dijo en rueda de prensa:

El problema es que hay racismo en todas partes. No sólo en España con Vinicius Jr. No sólo por el género, sino por el color. Creer que nuestra lengua es mejor que la otra, que nuestro país es mejor que el otro… Tenemos que aceptar la diversidad como un ser humano, pero ahora mismo estamos muy lejos de eso. No soy tan optimista, sobre todo conociendo España, que esto vaya a pasar….

O lo que es lo mismo: racismo hay en todas partes pero, «conociendo a España», no abriga esperanzas de que el lugar que le otorga, mal que le pese, la nacionalidad, sea capaz de corregir ese sentimiento. Las palabras de Guardiola, fijo en toda estrategia destinada a erosionar nuestro prestigio, se unen a las de otros muchos, que han elevado el episodio Vinícius a una categorización general que arrojaría la sombra del racismo sobre la nación que, históricamente, más ha fomentado el mestizaje. La misma que en el siglo XVI tenía a un negro, Juan Latino, como catedrático de Universidad de Granada. La nación de Cabeza de Vaca, pero también la de Estebanico o la de Juan Garrido, negro libre que fue el primero en cultivar trigo en la Nueva España.

Probablemente, Guardiola, que harto tiene con contabilizar posesiones de balón y fichajes millonarios, ignore todo eso, pero tratándose de él, llama la atención que omita cualquier comentario acerca de las doctrinas racistas y abiertamente xenófobas cultivadas por algunos de los padres del catalanismo que profesa con ardor secesionista. En efecto, nada le hemos escuchado acerca de las teorías sobre el «hombre destruido», en relación a los andaluces que llegaban a Cataluña, elaboradas por el cabecilla del clan Pujol. Nada sobre las apelaciones genetistas de algunos miembros destacados de ERC. Nada a propósito de los esclavistas catalanes que cimentaron algunas fortunas del pais petit. Sobre todo ello, silencio. Nada nuevo, conociendo a Guardiola.

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