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María Zaldívar es periodista y licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Argentina. Autora del libro 'Peronismo demoliciones: sociedad de responsabilidad ilimitada' (Edivern, 2014)
María Zaldívar es periodista y licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Argentina. Autora del libro 'Peronismo demoliciones: sociedad de responsabilidad ilimitada' (Edivern, 2014)

Convención Demócrata: oda al aborto

24 de agosto de 2024

El pasado martes 20 de agosto los popes del Partido Demócrata llevaron adelante la apertura de la Convención Nacional de su partido de cara a las próximas elecciones presidenciales de noviembre. El lugar elegido fue el United Center de la ciudad de Chicago, un reducto político completamente afín que les garantizó público, aplausos y la presencia de las estelaridades más convocantes que le quedan al partido: Michelle y Barak Obama.  

Joe Biden, la primera dama y la exsecretaria de estado Hillary Clinton fueron los oradores destacados durante la primera noche. El presidente de los Estados Unidos cerró con un discurso en el que intentó hacer un repaso de su gestión y alentó a Kamala Harris, que lo reemplazará en la candidatura.

Un camión-clínica de la polémica ONG Planned Parenthood estacionado en la entrada de la convención oficiaba de anfitrión y, bajo el slogan «Health care. No matter when» («La salud importa. No importa cuándo») ofrecía abortos gratuitos.

En ese horrible marco, se fueron dando todas las alocuciones. El mensaje de Michelle Obama fue un «sincericidio«; si alguien abrigaba dudas sobre la inclinación ideológica del matrimonio, se disiparon tras sus recientes intervenciones: «Mi madre y mi padre no aspiraban a ser ricos. De hecho, desconfiaban de la gente que tomaba más de lo que necesitaba» dijo la esposa del expresidente. Sin embargo, esa devoción «pobrista» de la señora Obama contrasta con los 750.000 dólares que cobra por dar una conferencia de una hora ni con el lujo de la mansión en Martha’s Vineyard que el matrimonio ha incorporado al patrimonio familiar tras pagar 12 millones de dólares.

«La esperanza está de regreso» dijo Obama y jugó con las palabras de su slogan: «Si, se puede; si, ella puede» ante un público enardecido con su presencia.

El tercer día de la Convención Nacional Demócrata no fue mejor que los anteriores. En ese caso, la expresidenta de Planned Parenthood y representantes de otras organizaciones pro-aborto hablaron en el escenario. Se presentaron como influyentes promotores del aborto que hablaron sobre sus propias experiencias y los esfuerzos para lograr abortos en estados donde esta práctica aún es ilegal.

También el miércoles, el compañero de fórmula de Harris, Tim Walz, se presentó a los votantes cuando aceptó la candidatura a la vicepresidencia. Walz, como otros demócratas y la misma Harris, hizo de los derechos reproductivos un tema central del Comité Nacional Demócrata.

Bill Clinton fue el tercer expresidente de Estados Unidos que habló en la Convención para manifestar su apoyo a Kamala Harris. El exmandatario resaltó la esperanza que genera esa candidatura y se burló de la edad del candidato republicano Donald Trump, dos meses mayor que él. «La única vanidad personal que quiero afirmar es que sigo siendo más joven que Donald Trump» dijo como para maquillar la escasez de argumentos sólidos contra el oponente republicano.

La sorpresa de la noche del miércoles fue la presencia de la presentadora de televisión Oprah Winfrey, una de las mujeres negras más famosas de Estados Unidos que dio un emotivo discurso; los demócratas saben apelar a los sentimientos, tal vez porque se les complica convencer por la vía de los resultados.

El jueves tuvieron su espacio militantes del desarme civil y, vaya coincidencia, oradores que cargaron contra las fuerza del orden y la represión del delito; fueron presentados como «supervivientes de la violencia armada y defensores de la seguridad con armas».

Para cerrar, habló la candidata tras aceptar formalmente la candidatura. El director de comunicaciones de campaña, Michael Tyler la presentó diciendo: «En el escenario esta noche verán a una campeona de los trabajadores en todo el país, una defensora de nuestras libertades fundamentales y una fiscal que presentará el caso contra Donald Trump». Y Kamala Harris no defraudó. Dio su apoyo explícito a los efectos de la inmigración ilegal y prometió profundizar esas políticas; luego se dedicó a vituperar a su oponente republicano, Donald Trump, a quien acusa de mostrar una fragmentación social que, según su óptica, no existe sino que es un espejismo inventado por su adversario. Hizo una defensa del aborto casi conmovedora como si se tratara de una cruzada benéfica, que puso al Partido Demócrata en el extremo más izquierdo que se recuerde. Claramente, su mensaje tuvo de epicentro al expresidente Trump, a quien le dedicó críticas de subido calibre aunque concentradas en las diferencias que plantean ambos frente al aborto, probablemente inspiradas un poco en sus convicciones y otro poco en las preferencias de sus principales sponsors de campaña.

«Esto es lo que está sucediendo en nuestro país, por culpa de Donald Trump. Y entiendan, él no ha terminado. Como parte de su agenda, él y sus aliados limitarían el acceso al control de la natalidad y promulgarían una prohibición nacional del aborto con o sin el Congreso». Y con un «en pocas palabras: están locos» describió a los defensores de la vida.

100.000 globos rojos, blancos y azules cayendo del techo del United Center para celebrar la nominación de la vicepresidenta Kamala Harris fueron el cierre del evento. Varios de los oradores mencionaron los 77 días que quedan hasta la fecha de votación, y llamaron a sus seguidores a trabajar en obtener apoyos. Son los mismos 77 días que la razón reclama a todos los americanos. El destino de los Estados Unidos y del mundo se juegan una carta importantísima el próximo 5 de noviembre. Dios ilumine a pueblo americano y sepa elegir la vida, la propiedad y la libertad, principios que encarna el Partido Republicano.

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