«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Periodista, insiste en que no ha hecho otra cosa en su vida, a pesar de que ha sido profesor universitario (San Pablo-CEU), empresario (del equipo fundador del Grupo Recoletos), asesor de la Conferencia Episcopal (Subcomisión de Familia y Vida), etc. Como periodista lo ha hecho todo en prensa escrita, radio y TV: director del diario Ya, creador de las tertulias políticas radiofónicas, director y presentador de Argumentos en Popular TV y de Alguien tenía que decirlo en Intereconomía TV. Partidario de la vida frente a la muerte, de la luz frente a la tiniebla, de la verdad frente a la mentira, del amor frente al odio, de la alegría frente a la tristeza, Ramón Pi es uno de los periodistas mÔs conocidos de España. Su fama estÔ avalada por una larga trayectoria profesional y por el ejercicio de la profesión periodística desde la coherencia. El periodista estÔ considerado por muchos como uno de los creadores del género de las tertulias políticas radiofónicas. Actualmente desarrolla su actividad profesional en el Grupo Intereconomía.

BiografĆ­a

Periodista, insiste en que no ha hecho otra cosa en su vida, a pesar de que ha sido profesor universitario (San Pablo-CEU), empresario (del equipo fundador del Grupo Recoletos), asesor de la Conferencia Episcopal (Subcomisión de Familia y Vida), etc. Como periodista lo ha hecho todo en prensa escrita, radio y TV: director del diario Ya, creador de las tertulias políticas radiofónicas, director y presentador de Argumentos en Popular TV y de Alguien tenía que decirlo en Intereconomía TV. Partidario de la vida frente a la muerte, de la luz frente a la tiniebla, de la verdad frente a la mentira, del amor frente al odio, de la alegría frente a la tristeza, Ramón Pi es uno de los periodistas mÔs conocidos de España. Su fama estÔ avalada por una larga trayectoria profesional y por el ejercicio de la profesión periodística desde la coherencia. El periodista estÔ considerado por muchos como uno de los creadores del género de las tertulias políticas radiofónicas. Actualmente desarrolla su actividad profesional en el Grupo Intereconomía.

La culpa no es de la Constitución

13 de agosto de 2013

Hace un par de meses escribĆ­ aquĆ­ mismo que la imprescindible regeneración de nuestra democracia no requiere, a mi entender, ni una ā€œsegunda transiciónā€, ni una reforma constitucional, ni ninguna otra iniciativa de gran calado a modo de refundación democrĆ”tica, sino algo mĆ”s modesto, y prĆ”cticamente inĆ©dito entre nosotros: bastarĆ­a con devolver a la Constitución de 1978 toda su virtualidad originaria, que fue pervertida apenas entró en vigor.La Constitución empezó a tener vigencia el 1979, y el primer golpe que sufrió fue a comienzos de 1980, cuando todos los partidos acordaron dar por vĆ”lido el referĆ©ndum autonómico de AndalucĆ­a del 28 de febrero. Lo dispuesto era que todas las provincias tenĆ­an que aprobar el referĆ©ndum por mayorĆ­a absoluta del censo electoral, y tal cosa no ocurrió en AlmerĆ­a. Sin embargo, el acuerdo de los partidos para no interponer recurso de inconstitucionalidad permitió que tiempo despuĆ©s se subsanase –si es que este gatuperio puede llamarse subsanación– con un acuerdo parlamentario. Este atropello fue posible porque todavĆ­a no habĆ­a sido provisto el flamante cargo de Defensor del Pueblo, que era la Ćŗnica instancia no controlada por los partidos con capacidad de recurrir. Empezamos, pues, rematadamente mal. Luego EspaƱa vivió los aƱos de plomo del terrorismo de la ETA; el PSOE corrompió el instituto de la moción de censura utilizĆ”ndolo para un fin ni siquiera imaginado por el constituyente; los distintos dirigentes de la UCD gobernante presionaron a Adolfo SuĆ”rez hasta favorecer (cuando no directamente provocar) su dimisión; un grupo de militares y guardias civiles cometió un golpe de Estado frustrado, y el presidente Calvo-Sotelo dedicó el aƱo y medio de su Gobierno a dejar a Felipe GonzĆ”lez resueltos los problemas mĆ”s difĆ­ciles que se encontrarĆ­a cuando ganase unas elecciones cantadas: el juicio del 23-F sentenciado, y EspaƱa ingresada en la OTAN.Y tras la hĆ­per victoria socialista de octubre de 1982, empezó una tarea metódica, consciente y deliberada de desactivación de los mecanismos de control del Gobierno diseƱados en la Constitución.La primera vĆ­ctima fue el Tribunal Constitucional, sometido a una fortĆ­sima presión polĆ­tica tras una expropiación de Rumasa por decreto-ley, con una sentencia que todavĆ­a hoy mantiene arruinado el prestigio de una institución que nunca empezó a disfrutarlo. La segunda fue el Poder Judicial, cuyo órgano de Gobierno, el Consejo General, quedó en manos de los acuerdos entre partidos, aprovechando la rendija de una mala redacción del artĆ­culo 122.3. La tercera… a quĆ© seguir.Pero los partidos, que se han quedado el paĆ­s como su finca, no quieren ver ni por curiosidad cómo funcionarĆ­a la Constitución sin ser prostituida.

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