«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El debate de la nación española

24 de febrero de 2014

El 13 de mayo de 1940 tuvo lugar el famoso discurso de Churchill a la Cámara de los Comunes británica, tras recibir el encargo de fomar gobierno. Se ha titulado como  ‘sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor’, o por simplificar, ‘sangre, sudor y lágrimas´.

Es todo lo que podía ofrecer a su nación Winston Churchill, primer ministro inglés, para «una de las grandes batallas de la historia», la Segunda Guerra Mundial. «En este tiempo me siento autorizado para reclamar la ayuda de todas las personas y decir: «Venid, pues, y vayamos juntos adelante con nuestras fuerzas unidas».

Como es sabido, con la invasión alemana de Polonia, el 1 de septiembre de 1939, Hitler dió el primer paso bélico de la Alemania nazi con el fin de desarrollar su gran imperio en Europa.

Transcribo los dos ó tres primeros párrafos del discurso de Churchill, a los 70 años de ser pronunciado: «Que esta Cámara salude la formación de un Gobierno que representa la resolución unida e inflexible de la Nación de proseguir la guerra contra Alemania hasta un final victorioso». 

Y proseguía el premier conservador, diputado por un pueblo cerca de Manchester ya en 1900, con 26 años:  «Me preguntáis; ¿cuál es nuestra aspiración? Puedo responder con una palabra: victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia. Tened esto por cierto; no habrá supervivencia para todo aquello que el Imperio Británico ha defendido, no habrá supervivencia para el estímulo y el impulso de todas las generaciones, para que la humanidad avance hacia su objetivo. Pero yo asumo mi tarea con ánimo y esperanza».

La misión tenía una particularidad: debía incluir «a todos los partidos, tanto aquellos que apoyaron al último Gobierno como también a los partidos de la oposición. He completado la parte más importante de esta tarea. Se ha formado un Gabinete de Guerra». Y Churchill, un heterodoxo que amaba la libertad y la tradición a partes iguales, como le ha definido Tom Burns, se puso a ello.

Hoy en España estamos en una guerra diferente. Hay casi seis millones de personas en paro, según la EPA (rozan los cinco todavía según el paro registrado); 1,8 millones de hogares con todos sus miembros sin ningún ingreso conocido, y multitud de familias arruinadas de las que no salen en las prensa. La morosidad bancaria (reconocida) se sitúa por encima del 13 por ciento. Se oyen voces expertas que alejan la recuperación de nuestra maltrecha economía hasta 2015/2016. En realidad, la recuperación de EEUU tras el famoso crash del 29 no llegó hasta casi la II GM.

En vísperas del Debate sobre el estado de la Nación, es previsible que Mariano Rajoy se ponga la medalla del no rescate y de algunas cifras, y que Alfredo Pérez Rubalcaba le reproche todo lo reprochable y hasta elija por bandera el aborto libre. Se equivocarían ambos. El sector privado y las clases medias están siendo los grandes paganos. 

Es preciso un gran esfuerzo colectivo para salir de ésta. Y estadistas.  En caso contrario, otras formaciones (ahora pequeñas), tomarán el relevo. De hecho, lo están tomando ya, porque la crisis es también moral -quizá principalmente moral-, y la verdadera democracia, la que respeta los derechos humanos y busca la participación del pueblo, está pataleada.

  

 

 

 

 

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