Escribo estas líneas con asombro y enfado tras observar los prodigios de Pedro Sánchez, ejemplo de la mentira, del giro inesperado y la sonrisa ensayada. Si ustedes creían que habíamos alcanzado el límite de todo lo que podíamos escuchar, hemos tenido, en estas últimas horas, otro capítulo casi magistral. Del «si necesitan más recursos, que los pidan» al «menuda inventada», pronunciado con una mezcla de arrogancia juvenil y desdén de pupitre de última fila de clase. Como un puberto quinceañero en su peor momento. En esta ocasión, esas afirmaciones fuera de tono se deben a las acusaciones de Víctor de Aldama en la Audiencia Nacional. Señalado como el cabecilla de la trama PSOE (mediáticamente conocida como el ‘caso Koldo), hemos leído cómo Aldama ha decidido tirar de la manta. Esta servidora diría que no solo ha entonado La Traviata, sino que ha compuesto un Réquiem con dedicatoria. Acusaciones, muchas. Pruebas, todavía ninguna. Aunque dice que las hay. Lo veremos, porque el interés no sólo hay que ponerlo en lo contado, sino en cuánto está dispuesto a contar.
Estos hechos, junto a la gestión de la DANA en la Comunidad Valenciana, viene a recordarnos cómo, lamentablemente, la política tiene más de casting para amigos que trabajo para el bienestar general. Los asesores no necesitan mucho más mérito que un carné de partido. Koldo García, por ejemplo. Un hombre cuya experiencia siempre ha demostrado ser más apto para las relaciones de ciertos locales nocturnos que para las infraestructuras de un país. Aunque experiencia en carreteras puede que no le falte, quizás no sea la más adecuada de la que se espera para un Ministerio de Transportes.
Por su parte, Carlos Mazón ha culminado ya su remodelación de gobierno para atajar la crisis que, aunque con responsabilidades compartidas, también le ha colocado en el centro del huracán. El todavía presidente autonómico ha destituido a dos de sus consejeras. Ambas lideraron la gestión de emergencias durante la catástrofe y, a pesar de que sus currículums podrían aparentar impresionantes, lo hicieron con la misma pericia y solvencia que la de un GPS en un túnel. Una de ellas incluso protagonizó ese grotesco episodio de negar a familiares de las víctimas el acceso a la morgue hasta no recibir autorización judicial. Las disculpas llegaron luego pero el daño ya estaba hecho. En casos así, se debe administrar pero también es mandatario tener empatía. Ambas cosas brillaron por su ausencia. Así que los movimientos no sorprenden, pero sí irritan.
Decisiones tardías, movimientos torpes, desconfianza ciudadana y administraciones que se tambalean en épocas de pocas bonanzas. Y con estas salidas, hay entradas. Entradas que hay que aplaudir. El teniente general del Ejército de Tierra, Francisco José Gan Pampols, es el nuevo vicepresidente para la Recuperación. Una vicepresidencia creada para levantar y reconstruir la Comunidad Valenciana. Durante su larga trayectoria, ha sido Director de la Academia General Militar y del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas. También ha participado en otras misiones internacionales en Bosnia-Herzegovina, Kosovo o Afganistán. Su equipo, ha dicho, será puramente técnico. Y es reconfortante saberlo, pero también nos preguntamos si tienen que pasar tragedias de tal calibre para poner perfiles que saben lo que tienen que hacer. Así que, en esta ocasión, permítanme atender a las peticiones de lenguaje feminista de Irene Montero porque más que cargos políticos tenemos cargas públicas. Dirigentes y asesores que sólo sirven para engordar el Estado obviando el servicio público. Lo necesario es raramente lo urgente y prioritario.