Las andróginas herederas de los Rato, los Schnabel, los Palatchi y los Fitz James Stuart… o las princesas BBB, beautiful blue-blooded blonde, personificadas en Olympia de Grecia, Cressida Bonas o las Borromeo… ángeles sin alas como Behati Prinsloo y Candice Swanepoel, aristocráticas it-girls británicas a lo Poppy y Cara Delevingne, o sofisticadas y exóticas consortes argentinas … Un vergel de ninfas del Olimpo donde se escuchan de fondo los primeros acordes del etéreo cisne blanco de Tchaikovsky.
Y de repente: ¡zas! un rotundo y orondo:
– ¡Ba-da-ba-boom!
Es Ada Colau, no por primera, sino por segunda vez irrumpiendo en las satinadas páginas del Vanity Fair.
La sorpresa inicial deja lugar al desconcierto más absoluto que inmediatamente provoca un torrente de calamitosas y escalofriantes sensaciones. Bajo una nívea capa blanca de cachemire y metamorfoseada en un desafortunado gesto litúrgico que recuerda al Moisés de Charlton Heston – postura muy alejada de su tan acostumbrado revolcamiento pavimental zafándose de la policía en sus incursiones como activista-abejorro Supervivienda- Colau afirma en elegante tipografía Bodoni ser contraria a la independencia de Cataluña pese a haber votado sí en la consulta del 9N.
No me sorprendería nada escucharla con su mejor acento de los Hamptons pidiendo la independencia de su new country envuelta en barras y estrellas y con el himno americano como banda sonora de fondo.
En tan sólo 6 meses la otrora feminazi ha dejado a Kim Kardashian a la altura del betún en cuanto a postureo se refiere. Ya las imagino intercambiando confidencias vía Snapchat:
– Kim, cielo ¿Cómo hace una para que un culo como una plaza de toros se convierta en objeto de culto mundial? ¿Crees que podré hacer lo mismo con mis michelines?
Ahora bien, el postureo no es terreno exclusivo de la alcaldesa del cambio. Los de Podemos son muy así, muy de prometer hasta meter, y una vez han metido olvidar lo prometido. Por ello no sorprende escuchar a Pablo Iglesias pedir los ministerios de Interior – policía, inteligencia, guardia civil-, Justicia y Defensa, el control de las fuerzas armadas y el de la televisión pública y las telecomunicaciones para luchar contra la pobreza, los desahucios y las desigualdades.
Como un casanova caprichoso, cuando Pablo Iglesias consiga su objetivo dejará de contestar al Whatsapp de sus compromisos y sólo nos quedará Rajoy, ese pagafantas que pone en pausa la Playstation para contestar y tranquilizar a la prima de riesgo y pagar las facturas del agua y de la luz. Entonces, como ocurre con los hombres nos daremos cuenta de que no sólo importa quién te provoca los mejores orgasmos si no también quién te proporciona mayor tranquilidad.
Ya lo decía Rocío Jurado, cuyas canciones encierran más filosofía que una tira de Mafalda o un texto de Descartes: Si un día sin pensar, Descubres que mis ojos ya no son, El cielo que soñabas conquistar, La luz que te alegraba el corazón ¿De quién será la culpa si el amor se va? … La culpa será Pablo de que tan sólo coqueteaste con nosotros pero nunca llegaste a conquistarnos.