Bromeaba con Rajoy en el Congreso durante una de las celebraciones del día de la Constitución. Él me afeaba algunas de las críticas que le hice desde la tribuna. Lo hacía en su tono guasón habitual. Y no pude menos que rendirme durante un instante a su personalidad hasta que recordé lo que estaba haciendo —o mejor, lo que no hacía— durante su mandato.
Hace poco, con su guasa característica, se preguntaba dónde estaban UPyD y Ciudadanos. Bueno, yo le puedo contestar: la inmensa mayoría, en el trabajo que dejamos para dedicarnos temporalmente a la política. Si bien es cierto que nos tocó la misma proporción de frikis y oportunistas que al resto —la política es un imán para ellos—, también lo es que no llevábamos décadas encadenando cargos en el partido o la administración.
Pero un partido es sus cargos, sus afiliados y también sus votantes. Y, a pesar de que había una minoría que se creía el cuento de que una izquierda con sentido era posible en España —o simplemente tenía un miedo atroz a que le llamaran facha—, la realidad es que la mayoría de la gente pasó a votar e incluso a trabajar para el PP o para VOX. Así que ahí estamos, señor Rajoy, si es que eso responde a su pregunta.
No le pido que nos lo agradezca, pero, hombre, al menos le ruego que no nos insulte, porque a mí me surge otra: ¿dónde estaba usted? Ya sé que la tarde en la que Sánchez nos ganó la mano a todos se encerró en un bareto de postín y dejó que el bolso de Soraya ocupara su lugar. Pudo usted defender España —no sólo al PP— y provocar unas elecciones que hubiera ganado Ciudadanos. No lo hizo. Y seguimos pagando por ello.
Pero, hablemos del resto de su trabajo. El último presidente que gozó de una mayoría absoluta. ¿Qué hizo usted? O mejor… ¿qué no hizo? Y, ¿dónde estaba? ¿Dónde estaba usted cuando UPyD o Ciudadanos pidieron la ilegalización de los brazos políticos de ETA, se llamaran Amaiur, Bildu o la madre que los parió? Estaba en su bancada. Y votó en contra. ¿Dónde estaba cuando pedimos la despolitización de la Justicia? De nuevo en su escaño. Y votó en contra. ¿Dónde estaba cuando exigíamos bajar los impuestos tras acometer un adelgazamiento drástico de la administración? Estaba tras Montoro, artífice de algunas de las mayores subidas de impuestos. ¿Y cuando sugerimos cambiar la ley electoral para impedir que siguiéramos siendo rehenes de los nacionalistas? Estaba en su escaño, sí. Pero votó en contra. ¿Dónde se encontraba cuando peleábamos contra el cuponazo vasco, antecesor del catalán y enemigo de la igualdad entre españoles? Estaba en su escaño, sí. Pero votó en contra. ¿Y cuando peleábamos por el español en las escuelas y avisábamos de lo que se avecinaba en Cataluña? Estaba en el Congreso, sí. Y votó en contra. ¿Y cuando pedíamos que las infraestructuras de este país se decidieran por criterios que no fueran regionalistas ni partidistas sino teniendo en cuenta las necesidades de España? Estaba en el Gobierno, lo sabemos. ¡Qué suerte la suya! Pero votó en contra. Qué desgracia para los españoles, señor Rajoy.
En la actualidad, mucha gente votamos a su partido, o a otros, sin firmar la totalidad de sus programas. Porque son la única alternativa a la izquierda de este país, que es un auténtico cáncer para la patria. Sólo le pediríamos que no nos insulte. Más importante que dónde está o dónde estaba uno es qué hizo. Nosotros ya no estamos. Y tenemos una gran responsabilidad en las causas que lo explican, sí. Pero usted estuvo. Y está. Y uno disfrutaba a su lado con su sentido del humor y su campechanía hasta que recordaba quien era usted y todo lo que estando no hizo.