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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Nos duele la Octava Isla

17 de marzo de 2015

Tristemente Venezuela está de actualidad. Nos encantaría que fuera por otras circunstancias porque los lazos culturales, históricos, políticos y económicos que nos unen a esta tierra son de todos conocidos: este país ha acogido con los brazos abiertos a muchos exiliados y a numerosos inmigrantes españoles, especialmente gallegos y canarios, que conforman la tercera colonia foránea más importante. De ahí que la sintamos como la Octava Isla.

Hace unos días algunos medios alertaban de que más de un millar de personas, tanto jubilados como estudiantes, se han visto afectadas por la escasez de divisas en Venezuela, lo que se traduce en no cobrar sus pensiones y no contar con el dinero de sus becas, ya que existe una dificultad para el cambio de bolívares a euros.

Y eso es lo que ocurre fuera porque los problemas en Venezuela también continúan. Miles de ciudadanos siguen manifestándose en contra del gobierno por la inseguridad, por la inflación, por el desabastecimiento de productos y servicios básicos, por la corrupción, y por la libertad.

Nos duele decirlo pero veinticuatro meses después del fallecimiento de Chávez, y cuando muchos pensábamos que se cerraba un episodio de prolongada incertidumbre política sobre esta tierra, asistimos con preocupación a una realidad que se aleja bastante de ese pensamiento: Venezuela es hoy un país dividido y caótico, siendo uno de los países más ricos del mundo.

De hecho, el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) cifró en más de 21.000 los asesinatos ocurridos en 2013. Un año más tarde, y con Nicolás Maduro en el gobierno, alcanzaron los 25.000, con una tasa de 82 muertes violentas por cada 100 mil habitantes. Unos datos que lo convierte en el segundo país con más homicidios en el mundo, superado sólo por Honduras.

Los más recientes ocurridos el pasado mes de febrero cuando seis estudiantes fueron asesinados durante diversas manifestaciones. Entre ellos, un joven de 14 años que perdió la vida por un disparo en la cabeza en Táchira. Justamente, el mismo lugar donde el pasado año comenzaron las protestas contra el gobierno de Maduro y que acabó con la detención del líder de Voluntad Popular (VP) Leopoldo López.

Y como ya hicimos en su momento, el Grupo Popular ha vuelto a solicitar en el último Pleno un pronunciamiento del Cabildo donde se insta al Gobierno de Venezuela a dar cumplimiento a la petición formal de la ONU en la que se demanda la liberación inmediata de López, así como las de Daniel Ceballos, ex alcalde de la occidental San Cristóbal y miembro del partido VP, que fue detenido el 19 de marzo de 2014, y Antonio Ledezma, alcalde de Caracas, y preso desde el pasado 20 de febrero.

La iniciativa, aprobada institucionalmente, también solicita la excarcelación de todos aquellos que han sido detenidos por ejercer su legítimo derecho a expresarse y protestar pacíficamente. Nuestra acción se vio refrendada por nuestro eurodiputado, Gabriel Mato, quién se sumó a la campaña emprendida por la hija del alcalde de Caracas para exigir su liberación y la democracia en Venezuela.

Tal y como expresó Mato en su intervención hace tres días en el Parlamento Europeo, dónde se aprobó una resolución condenando la situación provocada por el Gobierno de Maduro, es hora de decir un claro basta ya al sufrimiento que vive el pueblo venezolano y que no se merece el asesinato de estudiantes, la encarcelación con total impunidad de políticos y empresarios y que su gobierno invente teorías conspiratorias como excusa para vulnerar derechos fundamentales.

Como senador, también he tenido la oportunidad de reunirme con la esposa del alcalde de Caracas, Mitzi Capriles, su hija, Pimpa Ledezma, y el líder de la oposición venezolana en España, para interesarnos por su situación y por la de Ledezma, pero también por la de miles de venezolanos que viven con miedo. Por eso, lamentamos que algunos partidos políticos – como PODEMOS o IU- no hayan apoyado esta condena de Europa.

Creemos que en Venezuela debe prevalecer la defensa de la constitucionalidad, elemento clave para un pueblo que merece participar del crecimiento y la consolidación de la democracia, puesta en duda durante demasiado tiempo. Deseamos que esta situación se resuelva cuanto antes y que el legendario valor y civismo de los venezolanos quede de manifiesto nuevamente. La comunidad internacional no debe bajar la guardia. Desde aquí nuestro más afectuoso recuerdo y apoyo a nuestra Octava Isla.

 

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