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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.

Ébola: una crisis del sistema

6 de octubre de 2014

¿Qué ha pasado? ¿Cómo es posible? ¿Qué ha fallado? ¿Ha contagiado a otras personas en España? El sistema sanitario español registra el impacto de protagonizar el único caso de contagio de la terrible enfermedad fuera de África. Ha habido tratamiento fuera de África de enfermos de ébola en Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia o Alemania, pero ha sido en España donde una sanitaria de 44 años se ha contagiado, a pesar de los protocolos de garantía de los profesionales de la sanidad española. Ante todo, hagan todo lo posible y lo imposible porque no sea nuestra tercera vida perdida por el maldito ébola.

Como respuesta tenemos –por ahora- tan solo una rueda de prensa de la ministra Ana Mato y de los responsables sanitarios involucrados que no ha dado ni una respuesta. Una comparecencia al más puro estilo político tratando de tranquilizar, dentro de lo posible, pero claramente insuficiente. No se nos explica qué ha fallado. No sabemos si el protocolo permitía a los sanitarios tomarse vacaciones tras el fallecimiento del misionero fallecido el 26 de septiembre. Tampoco sabemos por qué los primeros síntomas de hace 12 días no se tomaron en serio. Aun menos por qué tuvo que insistir ella misma en ser ingresada en Alcorcón, donde vivía. El pánico de los que se negaron a entrar en ese Hospital por miedo al virus, también fue muy significativo. Su traslado evidencia que debió ser ingresada, de primera, en el Hospital Carlos III, el “preparado” para atender el ébola.

El traslado volvió a ser una fiesta guardia civil y policía nacional, como si no fuera bastante con uno de los dos cuerpos, como en el primer traslado del misionero Miguel Pajares, en agosto cuando las cámaras mostraban la habitación del Carlos III especialmente preparada para evitar un posible contagio por vías respiratorias con las ventanas abiertas de par en par. En ese traslado también pudimos ver personal de la ambulancia “especial” a cara descubierta. Un escalofrío nos recordó que nuestra Sanidad está en manos de Ana Mato…

El problema del ébola ha puesto sobre la mesa que nuestro sistema sanitario ha cometido un fallo, pero que el fallo es sistémico. El origen del fallo es cierta prepotencia, recuerden a nuestros gestores sanitarios presumiendo de dos cosas: el contagio no es posible aquí y el protocolo es suficiente para garantizar nuestra seguridad. Las dos cosas han resultado ser falsas. La presunción de ser “uno de los mejores sistemas sanitarios públicos del mundo” hizo trasladar al misionero García Viejo a España, para no poderle ofrecer ningún tratamiento. ¿Tuvo eso sentido? El médico-misionero vino a España a morir.

Los dos fallecidos en España infectados de ébola han dado pie a pronunciamientos patéticos como el de cierta responsable sanitaria, Mercedes Vinuesa, que asustada por la crítica de la oposición, dijo que se estudiaría que los costes de tratar a Miguel Pajares los sufragase su orden, San Juan de Dios. La ministra por entonces vivía el drama ébola escondida. Visto lo de ayer, tal vez sea mejor así.

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