«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
María Zaldívar es periodista y licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Argentina. Autora del libro 'Peronismo demoliciones: sociedad de responsabilidad ilimitada' (Edivern, 2014)
María Zaldívar es periodista y licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Argentina. Autora del libro 'Peronismo demoliciones: sociedad de responsabilidad ilimitada' (Edivern, 2014)

EEUU: 5 de noviembre, un día clave

2 de noviembre de 2024

De acuerdo con los estudios de opinión más recientes, el candidato republicano, Donald Trump y la candidata demócrata, Kamala Harris, se encuentran en un empate técnico. Las encuestas son útiles para dar una idea del panorama general, pero no son lo suficientemente precisas como para distinguir uno o dos puntos de diferencia en todo el país y, aparentemente, es la que ambos candidatos se llevan y, en este caso, esas mediciones tampoco se ponen de acuerdo respecto de a quién beneficia esa mínima brecha.

El promedio de encuestas nacionales elaborado por ABC News indica que el apoyo a Harris se encuentra en torno al 48%, mientras que Trump estaría obteniendo el 47%. Sin embargo, otros consultores en la última semana lo están dando favorito al ex presidente republicano. Una diferencia tan ínfima se encuentra dentro del margen de error, por lo que no es posible sacar conclusiones de esos datos. Este escenario entusiasma a algunos escépticos; la especulación que barajan tiene relación con la extrema cautela que muestran los medios de comunicación, cuya simpatía por Harris es casi explícita; que no se animen a festejar una clara ventaja de la actual vicepresidente, estaría indicando una recuperación decisiva del republicano luego del operativo demócrata que sacó de juego al presidente Biden para imponer a Harris y que le valió una mejora repentina como opción electoral para el próximo 5 de noviembre.

Además, es importante recordar que esos sondeos hacen referencia a la intención de voto de los ciudadanos, pero en Estados Unidos el presidente no se escoge a través de votación directa por lo que el voto no siempre anticipa el resultado que arrojarán las elecciones. De hecho, en 2016 la candidata demócrata Hillary Clinton obtuvo casi tres millones de votos más que Trump, pero perdió los comicios.

Esto se explica debido a que el presidente es elegido a través de un mecanismo gracias al cual más importante que ganar en la cuenta total de votos es vencer en un número suficiente de estados, que permita obtener la mayoría de los apoyos en el llamado colegio electoral. Así es como adquieren importancia los diferentes distritos.

A cada estado se le asigna un número determinado de votos, que se calcula de acuerdo con el tamaño de su población. Así, por ejemplo, California, el estado más poblado, cuenta con 54 votos, mientras que estados como Dakota del Norte o Vermont, que están entre los menos poblados, solamente cuentan con 3 cada uno.

Casi todos los estados y el Distrito de Columbia otorgan la totalidad de sus votos al candidato que obtiene allí la mayoría de votos. Las únicas excepciones son Maine y Nebraska, donde los votos se distribuyen de forma proporcional. En concreto, hay 538 electores a repartir; para que un candidato resulte electo presidente debe obtener 270.

Hay 43 de estados en los que prácticamente se sabe cómo va a resultar la votación porque son consistentemente republicanos o demócratas. Ese patrón que, según se prevé, se mantendría para la elección de la semana entrante, indica que los demócratas cuentan con 21 estados que suman unos 230 votos en el colegio electoral y los republicanos, con 23 estados que suman 215.

Así, la carrera por la Casa Blanca terminaría decidiéndose en siete estados, conocidos como “péndulos” porque suelen cambiar su apoyo de un partido al otro. Esos “péndulos” que en su conjunto representan 93 votos en el colegio electoral son Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin y la elección se decidirá por quién obtenga la mayoría de delegados electorales allí.

Trump aparece adelante en Carolina del Norte, Georgia y Arizona y muy probablemente, en Nevada y Pensilvania, mientras que Harris lidera en Wisconsin y Michigan aunque siempre con diferencias demasiado pequeñas como para resultar significativas.

En Arizona, que representa 11 votos del colegio electoral, Trump adelanta a Harris. En 2020, una insignificante diferencia en Nevada permitió a los demócratas quedarse con los 6 del colegio electoral; sin embargo este año, antes del retiro de la candidatura de Biden a la reelección, Trump tenía una amplia ventaja. Los últimos sondeos indican que Harris ha mejorado su posicionamiento en Nevada, pero nadie lo da por suficiente como para contarlo a su favor. Mientras tanto se registra una importante modificación en Georgia, cuyos 16 electores fueron a Biden en 2020, pero el desencanto de los votantes derivó en una caída del apoyo a los demócratas, algo que Harris intenta cambiar; no obstante, se encuentra dos puntos porcentuales por detrás de Trump.

Michigan, el estado de los Grandes Lagos, elige 15 delegados al colegio electoral y durante los últimos dos comicios presidenciales fue clave, tanto para la victoria de Trump en 2016 como para la de Biden en 2020. Durante los últimos meses los demócratas, favoritos en esa geografía, han enfrentado un fuerte retroceso debido al apoyo que el gobierno le ha dado a Israel durante la guerra en Gaza. Esa reacción negativa se explica por el hecho de que Michigan es el estado con mayor proporción de población árabe de EE.UU. Aún así, Harris registraría una leve ventaja sobre Donald Trump que no supera 1 punto, o sea el margen de error.

Finalmente, con 19 votos en el colegio electoral, los expertos consideran a Pensilvania como el estado péndulo más importante para ambos candidatos. Allí Trump aventaja a Harris por un punto.

Ya votaron algo más de 60 millones de personas. La percepción general del gobierno actual es mala y eso pesa sobre la espalda de Kamala Harris aunque la candidata haya intentado desentenderse de esta gestión.

Trump no se anda con vueltas a la hora de dirigirse al electorado. Recientemente le dijo a los americanos: «Durante los últimos nueve años, Kamala y su partido nos han llamado racistas, intolerantes, fascistas, deplorables, irredimibles, y a mí me llaman Hitler… Han tomado tu dinero, han abierto nuestras fronteras a los criminales… Han enviado nuestra sangre y tesoro a luchar en estúpidas guerras extranjeras… Este martes es tu oportunidad de levantarte y declarar que no vas a aguantar más».

Ojalá lo escuchen. El mundo será un lugar mejor si los demócratas abandonan la Casa Blanca.

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