«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.
Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.

El abrazo de José Antonio

26 de abril de 2023

Acababa el socialista Indalecio Prieto de pronunciar en el Congreso un discurso en el que se oponía a las diatribas que contra España había pronunciado la minoría vasca —qué poco han cambiado—, haciendo una encendida glosa de la unidad de España. José Antonio, a la sazón también diputado, levantándose de su escaño, fue hasta Prieto y le dio un gran abrazo ante la estupefacción de todos. Así era aquel hombre. Es el mismo José Antonio que fue capaz de escribir en el umbral de su vil asesinato disfrazado de juicio «ojalá fuera la mía la última sangre española vertida en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas cualidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia». Ese José Antonio al que Largo Caballero había dado la orden de fusilar antes de que aquel tribunal bufo y maldito por la historia hubiese dictado la sentencia. El José Antonio al que se detuvo so pretexto de poseer un arma de manera ilegal, el que estorbaba a todos, el que afirmó que «el ser derechista, como el ser izquierdista, supone siempre expulsar del alma la mitad de lo que hay que sentir». El que negó que Falange fuese un partido fascista, el que refutaba enérgicamente a quienes tildaban a Falange de partido capitalista, el hombre capaz de ser amigo de García Lorca y de Agustín de Foxá a la vez, el que dejó claro que la propiedad privada era todo lo contrario al capitalismo, el que hablaba siempre de las clases más humildes, defendiéndolas vehementemente, sinceramente.

Ahora, en medio de la batahola propagandística de un Gobierno que, por no dejar en paz, no deja en paz ni a los muertos, hemos asistido como los medios de comunicación sanchistas confunden al padre, el general Primo de Rivera, con el hijo o hablan de José Antonio luchando en la Guerra Civil. Presentan la figura de aquel joven que soñaba con una España unida, próspera, en paz y en la que nadie estuviera por encima de nadie poco menos que como un espantajo hueco, monstruoso, criminal. No les resulta difícil habida cuenta de que la población, especialmente la juventud, es cada vez más ignorante con respecto a nuestra historia, que ha sido tantas veces vejada, violada, adulterada y tergiversada de manera partidista y miserable.

No podemos saber qué habría hecho el fundador de la Falange en caso de haber vivido. Ignoramos por qué Franco se negó a canjearlo por el hijo de Largo Caballero, en poder de los nacionales. Quedan también en el desván de la historia las razones por las cuales el mismo Franco desautorizó una operación de rescate de José Antonio de la cárcel de Alicante por parte de un comando que estaba dispuesto en un submarino alemán sito enfrente de la población.

Pero sabemos de su abrazo al supuesto enemigo cuando lo creyó oportuno, de sus deseos de paz y de concordia, y de su muerte ejemplar a manos de unas gentes que ahora, a través de sus herederos ideológicos, siguen odiándolo con la misma rabia. Saque el lector sus conclusiones.

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