Entre la cajera en comercio de electrodomésticos impulsada a ministra, la fiscal general del Estado y la estúpida confirmación del Consejo de Ministros, el indulto a Juana Rivas ha encallado.
Lo expone en su sentencia el titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Granada. Concluyente: “Estando bajo el cuidado y custodia de la madre, uno de los hijos fue abusado sexualmente según dictaminó la pediatra, un forense y el propio menor”. Y su señoría insiste:” El peligro que para los menores supondría la plena libertad de la madre, según se deriva de los datos obrantes en la causa, que arrojan indicios de abusos”. El magistrado no se detiene, y afirma “que el criterio del fiscal fue imposición de la fiscal general del Estado, Dolores Delgado”. Y al final, se lamenta: “Este Juzgado ya emitió el parecer sobre el peligro que para los hijos representa la acusada –Juana Rivas-, en un informe contrario al indulto, y ya no sabe cómo hacer para que llegue al conocimiento de los restantes tribunales, y por supuesto del Gobierno”… Bofetada para la ministra nombrada a dedo de almohada, a la fiscal general novia de Baltasar Garzón, y al necio Gobierno de España. Y al feminismo ultranazi y subvencionado por el Ministerio de Igualdad y Obsesiones Sexuales. Visto y analizado el estado del asunto, sólo cabe una pregunta.: Y a todo esto, ¿quién coño es Juana Rivas? Pregunta que sólo admite una respuesta: Juana Rivas.
Se antoja de lógica demanda que la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, dé explicaciones. Se antoja imposible que se preste a ello
Esta señora secuestró y escondió a sus hijos. Esta señora, profesional de la lágrima, tiene más conchas que un galápago y un temperamento gélido y calculador. Pero su caso emocionó a las ultrafeministas, lo que no sucedió por desgracia, cuando se supo lo de las niñas baleares repetidamente violadas en un centro dependiente de la presidente de las islas. Emoción que se transformó en indiferencia con otros casos de violaciones y salvajadas cometidas con otras mujeres. Emoción que se ha convertido en silencio cuando un alcalde socialista, amigo de Zapatero, ofreció 200 euros a una niña de 14 años a cambio de cepillársela. Pero lo de Juana Rivas ha puesto de acuerdo a todo un Gobierno, a la fiscal general y al feminismo feo por motivos esencialmente ideológicos, como si Juana Rivas representara alguna ideología. Ya lo escribió un célebre epigramista de finales del XIX.
De la noche a la mañana
Doña Juana perdió el chollo,
Y hoy es una simple Juana
Olvidada en el arroyo.
El autor de este epigrama según “El Tesoro Epigramático” recopilado por Felipe N. Curriols, Barcelona 1894, es Liborio Porset, un poeta de tercera fila y sal gorda, que se adelantó sin intentarlo, a la España del siglo XXI. Una España con un feminismo profesional, violento y obsesivo que tiene dos heroínas. Juana Rivas y Rociíto. La segunda se ha hecho millonaria contando mentiras lloriqueadas, y la primera es nuestra Juana en cuestión, secuestradora y ocultadora de sus hijos, y para colmo, muy descuidada en su custodia y cuidado.
Se antoja de lógica demanda, que Irene Montero, Dolores Delgado y el presidente de esa pandilla de gamberros que conforman el Gobierno de España, se muestren dispuestos a dar explicaciones por su compartida y sesgada parcialidad. Y se antoja imposible que se presten a ello, porque no saben reconocer sus graves errores y los objetivos son otros. Mucho más importantes que Juana Rivas, que al fin y al cabo, es también una víctima de quienes la han defendido.
Son ridículos.
