«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Amando de Miguel es catedrĆ”tico emĆ©rito de SociologĆ­a en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de MĆ©xico (DF). Ha publicado mĆ”s de un centenar de libros y miles de artĆ­culos. El Ćŗltimo libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su Ćŗltimo trabajo inĆ©dito: ā€œLa pasión autoritaria de los espaƱoles contemporĆ”neosā€.

BiografĆ­a

Amando de Miguel es catedrĆ”tico emĆ©rito de SociologĆ­a en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de MĆ©xico (DF). Ha publicado mĆ”s de un centenar de libros y miles de artĆ­culos. El Ćŗltimo libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su Ćŗltimo trabajo inĆ©dito: ā€œLa pasión autoritaria de los espaƱoles contemporĆ”neosā€.

El mundo es un paƱuelo

21 de junio de 2022

El dicho popular es un enunciado paradójico, y no solo porque los pañuelos (moqueros) son de papel, de usar y tirar. El mundo comprende todos los territorios y sus habitantes. Sin embargo, nos parece reducido por la equivalencia de los sentimientos bÔsicos de los seres humanos, la pequeñez de sus respectivas sociedades. Claro que tampoco resulta hacedero un Gobierno mundial, lo que supondría una igualdad artificiosa entre todos los grupos, etnias y culturas. Nadie puede asegurar que esa figura (propuesta, entre nosotros, por Emilio AlcalÔ) no signifique la última forma de despotismo a escala planetaria y, por tanto, sin posible remisión. Es decir, no habría alternativa, posibilidad de ensayar otra salida.

No es hacedero el cosmopolitismo radical, pero, su opuesto resulta empobrecedor: el localismo. MÔs bien, es esto lo que priva, ahora. Basta con centrarnos en lo nuestro. Históricamente, España pudo ser uno de los primeros Estados modernos. Sin embargo, hoy, camina hacia su autodestrucción, si Dios no lo remedia.

El suceso de mayor trascendencia es el actual imperio estadounidense (al que pertenecemos) y su eventual sustitución por el chino

Puede que sea un buen consejo la virtud del justo medio. En el caso español, bastante tenemos con ocuparnos de nuestros vecinos europeos, los países islÔmicos y, sobre todo, los que, también, tienen el castellano como idioma común. Por cierto, no estaría mal que, en las universidades españoles, hubiera una cantidad suficiente de egresados que fueran expertos en esas tres zonas geogrÔficas de interés para nosotros. Me temo que, sobre el particular, caminamos con algún retraso.

Tampoco, es cuestión de centrarnos en la vecindad internacional para olvidarnos de lo que ocurre en la escala planetaria, y que, por tanto, condiciona todo lo demĆ”s. El suceso de mayor trascendencia es el actual imperio estadounidense (al que pertenecemos) y su eventual sustitución por el chino. Es evidente que los puertos mĆ”s activos del mundo (incluidos los astilleros) no se encuentran, ya, en el AtlĆ”ntico Norte, sino en el Mar de la China.

Es triste una observación como esa en un país, como España, en el que tanto nos ha costado llegar a una democracia, mínimamente, estable

Volviendo a nuestros ā€œvecinosā€, se impone el realismo. Europa ha entrado en una fase de irresistible declive en casi todos los órdenes. La tendencia es que los paĆ­ses europeos se queden, para el mundo restante, como una suerte de parque temĆ”tico de museos y monumentos para los turistas internacionales. El bloque islĆ”mico asiste a un notable desarrollo gracias a la exportación de petróleo y gas de algunos de esos paĆ­ses. Sin embargo, su expansión polĆ­tica se ha detenido en una especie de satrapĆ­as medievales de dudoso atractivo. Por otra parte, algunos paĆ­ses islĆ”micos emiten un fuerte contingente de emigración hacia Europa. La eventual ā€œislamizaciónā€ de los paĆ­ses europeos plantea muchas acciones de integración cultural; y eso, dejando aparte la amenaza del terrorismo.

Por lo que respecta a la Iberosfera (los paĆ­ses que hablan castellano o portuguĆ©s) resulta preocupante la deriva autoritaria de muchas de esas sociedades. Se trata, por lo general, de un ā€œautoritarismo progresistaā€, valga la contradicción. Es clara la superioridad moral de la democracia sobre las otras formas de Gobierno. Empero, los hechos son que las distintas formas de autoritarismo, populismo o autocracia son las que medran en el mundo. Ya, es triste una observación como esa en un paĆ­s, como EspaƱa, en el que tanto nos ha costado llegar a una democracia, mĆ­nimamente, estable.

En todo el mundo, impera una noción deportiva o belicista del avance en los diferentes órdenes. SegĆŗn la cual, los obstĆ”culos que se alzan frente al desarrollo económico o el cambio cultural o polĆ­tico son considerados como ā€œdesafĆ­osā€ o ā€œretosā€. Esa suposición se sitĆŗa en la base de las ideologĆ­as vigentes, que suelen ser de carĆ”cter progresista. Lo malo es que, como reacción a tal ā€œdesafĆ­oā€, el contendiente puede salir perdiendo. Es decir, el progreso no resulta tan seguro o automĆ”tico como se pretende. Es mĆ”s, cada uno lo entiende a su modo.

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