«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Editora en jefe de El American. Economista. Columnista y analista política en radio y televisión. Podcaster. Colombiana exiliada en EE. UU.
Editora en jefe de El American. Economista. Columnista y analista política en radio y televisión. Podcaster. Colombiana exiliada en EE. UU.

El orgullo de ser hijos del más grande imperio

12 de octubre de 2022

Odiar a los héroes, reescribir la historia y negar lo que somos. Esa es la estrategia que usan por estos días los progresistas para buscar grupos de «oprimidos», movilizar masas y despojar al ser humano de su verdadera historia. Y entre todas las patrañas que impulsan en la actualidad la leyenda negra es una de las más estúpidas y grandes mentiras.

Nuestros ancestros españoles que vinieron a América no solo no cometieron las barbaridades de las que se les acusa, sino que son los autores de uno de los hechos más grandes de la historia. El verdadero sentimiento que debería despertar este acontecimiento es el orgullo. Orgullo de ser hijos de quienes lograron crear un imperio que, con todos los errores que siempre existen en cualquier momento grande de la historia, fue superior por mucho y en diferentes aspectos.

Da pena ver que mientras Hispanoamérica está evidentemente llena de la diversidad racial, producto de una conquista que no exterminó una raza sino que entrelazó dos mundos, hay quienes intoxicados por la leyenda negra odian a España y tildan a sus propios ancestros de bárbaros y saqueadores. 

Cada 12 de octubre debería ser el momento para recordar lo grande que fue España, la de Europa y la de América

La verdad es que la obra del imperio español fue tan brillante y de tal magnitud que otros imperios, que sí exterminaban a los nativos de los lugares donde llegaban, se dedicaron a crear todo un falso relato. Los que odian a España deberían preguntarse por qué en Estados Unidos, donde es supremamente reducida la población indígena, no hay una leyenda negra en contra de los ingleses. Lo que vemos hoy en día es una falsa narrativa —creada por los enemigos de España— que se mantiene viva con la fuerza de una izquierda antihispanista que culpa a la madre patria de casi todas las desgracias de la América hispana.

Pero nuestros ancestros españoles, esos que decidieron venir a América, no solo no cometieron el exterminio que sí realizaron otros imperios, sino que lograron algo absolutamente admirable: trajeron la civilización. Convirtieron a un continente lleno de prácticas atroces como la antropofagia y el sacrificio —incluso de niños— en un lugar con reglas y con humanidad. La verdad es que salvaron a gran parte de América del salvajismo y después de eso construyeron un imperio enorme y potente, dando a los habitantes de las nuevas Españas unos derechos y unas condiciones que ninguna otra «colonia» tenía. Si es que se le puede llamar colonias a lo que los españoles crearon en América, porque para ser justos hay que decir que no éramos de España, sino que éramos España

Es tiempo de recuperar la verdad, de echar abajo las mentiras de los progresistas enemigos de España y de la historia

Cuán grande error y cuán injusto con nosotros mismos los hispanoamericanos es que hayamos sido despojados del orgullo de ser hijos de tan grande imperio, y que además ese sentimiento se haya reemplazado por odio y una historia llena de mentiras. Nos hemos creído víctimas y culpado a nuestros héroes. Pero también nos hemos negado a nosotros mismos, cada que alguien desde América culpa a «los españoles», en realidad está negando su historia, está olvidando que quienes vinieron a América fueron sus propios ancestros, no los de quienes hoy viven en España.

Cada 12 de octubre debería ser el momento para recordar lo grande que fue España, la de Europa y la de América. Esta fecha es el momento para celebrar y enorgullecerse de nuestra historia y también para estrechar lazos entre pueblos que tienen demasiado en común.

Es tiempo de recuperar la verdad, de echar abajo las mentiras de los progresistas enemigos de España y de la historia. Innumerables costumbres y formas compartimos hispanoamericanos con españoles. Aunque un océano nos separe es evidente que tiene muchísimo más en común un español con un mexicano o un colombiano, que con un vecino francés. Y eso es porque nuestra cultura es la española, porque somos hijos del mismo gran imperio

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