El brillante Óscar López anuncia las «medidas del plan de acción por la democracia para fortalecer el sector frente a los fallos del mercado que erosionan el derecho de la ciudadanía a recibir una información veraz». Que es la manera fina de publicar el precio que tienen determinados medios y periodistas. La excusa es una ayuda a la digitalización. A estas alturas. Y se añade a los casi 450 millones que Sánchez ha gastado en publicidad institucional. Puede que un pellizquito de esos 35 millones que ahora se reparten alcance al ‘probe’ Vallín.
LA GACETA publicaba que el Gobierno ha concedido más de 660.000 euros a una asociación que él puso en marcha. ¿Su nombre? Asociación de informadores cinematográficos de España. Genial. Vallín, el hombretón que sólo repartía zascas a diestras y tuiteaba para «partir tibias y mandíbulas», que defendía la cultura de la cancelación porque era beneficiosa y producía lágrimas de señoros. El cancelador cancelado.
Hay quien dice que no se alegra. Yo me alegro. Mucho. Pero caerá de pie, ya verán. Me gusta ver a los progres abandonando la red X después de haberse comportado como matones durante años, al matrimonio Iglesias lloriqueando tras verse sometido a los escraches que ellos mismos promovían, a los «aliades» Errejones sufriendo denuncias, y espero, iluso de mí, el día en que pueda celebrar el final de un Sánchez al que terminarán negando todos los suyos.
Hace poco se me presentó un señor en una cena. Vino a darme la mano y se anunció: hola, soy Pedro Sánchez. Reí. Pensé que era una broma. Y al cabo de unos segundos caí en la cuenta de mi error. Se llamaba así. Menuda cruz que te salga semejante homónimo. Debe estar harto de reacciones como la mía. Y es un nombre bastante común. Hoy estoy de mala leche; vengo cabreado del banco tras comprobar que me rechazaban un pago con tarjeta en la panadería del barrio. Me han bloqueado la cuenta. Dos años y medio después de dejar la política, sigo siendo un personaje de responsabilidad pública y cualquier operación que deba realizar es una pesadilla. He tardado dos meses y tropecientas visitas en conseguir abrir una cuenta a mi hija.
A veces bromeábamos con que iban a sonar las sirenas y a bajar unos barrotes al entrar en el banco. Ahora me piden el justificante de una compra venta, el de una transferencia y mis pagos trimestrales como autónomo. pues parece que no les basta la cuota que tengo domiciliada. Justo en Navidad. Pero lo que de verdad me cabrea es pensar en Santos Cerdán cuando paga 40.000 euros en efectivo en un concesionario; en Ábalos que da 90.000 euros en metálico al pagar un piso sin que salten todas las alarmas; en el hermano de Sánchez, que puede residir donde le dé la gana para ahorrar impuestos… Ya ven ustedes, a veces olvido donde estoy: en la España socialista. Esta era la lucha de clases. Y ellos van ganando.