«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Abogado franco-argentino, director del Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP) en Madrid
Abogado franco-argentino, director del Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP) en Madrid

El sainete del Gabinete

2 de agosto de 2022

En la Argentina, del mismo modo en que desfilaron los presidentes al principio del milenio, desfilan ahora los ministros, secretarios de Estado y demás funcionarios políticos.

Hace escasamente un mes, durante un discurso de la dueña de los votos del frente electoral que ya nadie parece dispuesto a votar, renunció por Twitter Martín Guzmán al Ministerio de Economía. Se habría cansado de no poder decidir nada en su Ministerio… y no por el boicot de la dueña de los ex-votos, sino por la falta de respaldo de un presidente entre decorativo e indecoroso.

Este académico especialista en negociación de deudas soberanas, se lleva como cucarda haber gastado casi toda su gestión negociando con el Fondo Monetario Internacional para conseguir un acuerdo peor que el que le ofrecían inicialmente.

Como con la economía no sabía qué hacer, el presidente quiso contentar al feminismo y designó para sucederlo a Silvina Batakis. La nueva ministra duró unos 20 días, en los que siguió la única política estable del Frente de Todos: anunciar que iba a hacer anuncios.

Los jueces, viendo que el Gobierno se cae a pedazos, que es imposible la reelección, huelen sangre y toman impulso

Ahora llega Massa, pero casi nadie se va a su casa: la ministra saliente –cuya silla se convirtió en aire mientras trataba de conseguir un avión para volver de los EEUU– pasa a presidir el Banco de la Nación Argentina (el presidente Hecker se enteró de que era parte del pasado mientras empezaba a dar un discurso en nombre de la entidad); Daniel Scioli, que había dejado la embajada ante el Brasil para integrar el Gabinete… la recupera. Sólo Julián Domínguez vuelve al frío y rechinar de dientes (o al llanto).

Cristina está cada vez más desesperada por su acuciante situación judicial. Le esperan varios meses en el banquillo, durante los que tendrá que sufrir en silencio varios días de acusaciones de la Fiscalía antes de empezar a vociferar por el micrófono.

Mientras no conquisten el poder hombres nuevos, mientras no llegue una derecha joven y fresca, los políticos prebendarios no serán defenestrados

Los jueces, viendo que el Gobierno se cae a pedazos, que es imposible la reelección, huelen sangre y toman impulso.

Y Cristina, que había resistido el desembarco de Massa en el Gabinete al salir Guzmán, termina aceptando que se convierta en una especie de superministro (de un Gobierno que se cae a pedazos, no lo olvidemos). Si logra algo, puede despertar para ella alguna esperanza, si no, al menos él también se quemará los dedos.

Y Massa, anuncia que va a hacer anuncios…

Y el país, ya cansado de las recetas de la casta, no parece contener la respiración.

Mientras no conquisten el poder hombres nuevos, mientras no llegue una derecha joven y fresca, los políticos prebendarios no serán defenestrados.

Y vendrán anuncios, y más anuncios, pero nada cambiará para la vida de los argentinos de a pie. Por algo han dejado de escuchar los anuncios. La vida va por un lado y la política por otro.

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