«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.
Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.

El torbellino asiático

18 de agosto de 2022

En la extraña guerra de Ucrania, el ejército ruso se sirve de mercenarios pertenecientes a las minorías étnicas del vasto territorio de Siberia. Viene a ser una réplica de las tropas de los viejos imperios europeos, reforzadas con cipayos o mamelucos. Ahora, el centón racial de Siberia, las repúblicas adyacentes y las del Cáucaso forman un conjunto heteróclito. No es descartable el eventual levantamiento de un Estado independiente en Siberia desagregado de Rusia. La oportunidad para una gigantesca secesión reside en el hecho de que Siberia alberga el mayor depósito de minerales del mundo. Se agregaría la producción masiva de cereales, en caso de que prosiguiera la tendencia al calentamiento del clima en el hemisferio septentrional. Cabe, asimismo, la posibilidad de la federación de la nueva Siberia independiente con Mongolia. A China (que en vernáculo significa “el centro del mundo”) le interesaría una cosa, así. La hipotética república siberiana acabaría siendo un vasallo de China.

El mar de la China será el nuevo “mediterráneo” del centro económico. Los chinos no tienen prisa

No se discute que China fagocite la isla de Taiwán (Formosa) en un santiamén. Lo hizo ya con la autonomía de Hong-Kong. No se espera que los Estados Unidos de América vayan a contener esa anexión. Los chinos la consideran un asunto interno de la “única” patria. A los estadounidenses no les interesa abrir la espita de la III Guerra Mundial.

Más conflictivo será el asunto de los archipiélagos artificiales que China está levantando en el mar meridional. En este caso, la única oposición a tal proyecto vendrá de Filipinas y Vietnam, pero, se encuentran en la órbita de influencia china. Los nuevos archipiélagos se ampliarán y se convertirán en un nuevo territorio de gran relevancia estratégica y económica. Se desarrollará mucho la explotación de la minería submarina. El mar de la China será el nuevo «Mediterráneo» del centro económico para el resto del siglo XXI o, acaso, para la próxima centuria. Los chinos no tienen prisa.

El enorme atractivo del modelo chino para muchos países con escasa productividad es la combinación de éxito económico con un régimen totalitario de partido único. Ha conseguido el milagro de impulsar una notable meritocracia como si fuera un país capitalista o democrático. Para una mente occidental, es un misterio observar ese resultado con la ausencia de libertad. La ética del esfuerzo, que fuera la clave de la revolución industrial en Europa y los Estados Unidos de América, es un valor que destaca en China más que en el resto del mundo. No es fácil explicar una situación tan excepcional. Simplemente, la ética del esfuerzo ha decaído en todas partes; históricamente siempre fue una rara virtud colectiva.

Hay que pensar que se registra la presencia de más de un millón de chinos que estudian en universidades extranjeras

Todavía los Estados Unidos de América son el país hegemónico del planeta. Sin embargo, todo parece indicar que se encuentra en los amenes de ese dominio. China se dispone a rellenar el hueco que deja la presencia estadounidense en el mundo, que en Asia no es tan decisiva.

China siempre ha sido una potencia continental, pero camina rápidamente para constituirse en una talasocracia, como ha sido el modelo de la mayor parte de los imperios en el mundo. Lo es ya en el plano comercial. Repárese en que la mayoría de los puertos comerciales más activos del planeta se sitúan en territorio chino o cuentan con infraestructuras de ese origen.

El gran avance de la economía china será su dedicación para potenciar la actividad científica en todos los ramos del conocimiento. Hay que pensar que constantemente se registra la presencia de más de un millón de chinos que estudian en universidades extranjeras. Es una inversión sin precedentes en la historia.

Cabe la aspiración de que se produzca una revolución democrática en China. Sería un acontecimiento universal. De momento, hay pocos indicios de un suceso tan espectacular. 

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