«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
La Gaceta de la Iberosfera
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Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

¿En qué quedamos, nos achicharramos o nos congelaremos?

28 de agosto de 2022

Decidido está, dejaré de ver los telediarios, aunque la locura no surge únicamente de ellos, la irracionalidad anda suelta y sin vacunar por todas partes, campeando por sus respetos. Sólo hay que ver la sección de meteorología, que bien pudiera llamarse como en Cuba en época de ciclones: “mentirología”. Los huracanes arrasando y los telediarios contándote que los pioneritos comunistas celebrarán esa mañana otra jornada ‘Camilo-Che’. Si lo de Cuba es un sin vivir, lo del mundo hoy no está tan lejos de serlo…

Hasta hace una semana, cuando el calor del verano -porque hubo una época en la que al “calentamiento global” se le llamaba verano- freía hasta huevos sin aceite, nos hablaban de que el planeta se estaba achicharrando, y nosotros, culpables sin redención, quedaríamos al campo, con la boca abierta, resecos, moscas revoloteando en torno a nuestros cadáveres. Pues… Resulta que ha empezado a llover, a llover no, a diluviar, lo que ha ocurrido siempre desde que el mundo es mundo, que detrás de una intensa ola de calor llegan los aguaceros torrenciales con sus consabidas inundaciones, entonces, en la Caja Tonta Que Eructa (la tele) nos cuentan que las riadas van a ser cada vez mayores y más monstruosas, que llegarán a ser mortales, que de hecho muchísimas personas han perdido ya sus casas, sus bienes…. Vamos, el “cuento de la buena pipa”, el desastre de nunca acabar. Y yo que pensaba que irían a estar al menos aliviados, no ya contentos, contentos eso nunca, después de que las lluvias aplacaron los incendios forestales…

Sentí la misma vergüenza ajena que cuando Fidel Castro declaró que el pueblo iba a tener que acostumbrarse a dejar de comer langosta

Lo de los incendios forestales merece artículo aparte. Sólo adelantaré algo, recuerden cuando el gordito cabezaecazuela de Corea del Norte amenazó con incendiar los bosques de Occidente, detrás le siguió Putler, digo Putin, con idéntica amenaza. ¿Ven acá, la gente es desmemoriada o lo anotan en griego antiguo en la agenda y lo hacen a propósito? 

Tampoco aprenden geografía, o no sé yo lo que les enseñan en las escuelas en lugar de geografía, ah, sí, es verdad, a masturbarse con los cartabones entre niños, para que después, de adultos, los partan en dos, los trituren con la Ley del “sí es sólo sí” de la locadia de la MinistrE de ¿Igualqué?

Pero sigamos con lo de las estaciones, porque al parecer la gente ni sabe que existen, ni que a veces pudieran ser duras, como el invierno, por ejemplo. Resulta que con la agendita esta del 2030 el presidente francés anunció hace apenas unos días que “la abundancia se acabaría”, ¿qué abundancia? Sentí la misma vergüenza ajena que cuando Fidel Castro en un discurso declaró que el pueblo iba a tener que acostumbrarse a dejar de comer langosta, a la escasez de langosta, cuando ni pan había. Castro siempre fue más María Antonieta que Napoleón, qué pena no le tocó la misma suerte que a la primera. Distanciados de la realidad no, lo siguiente… Vaya, entre ellos y el pueblo, ni la falla de San Francisco si se abriera de una buena vez.

Si el calentamiento global es tan evidente y real como preconizan para qué marearnos con la alarma de que el invierno será durísimo.

Por otra parte, nos amenazan todo el rato con el hecho ya dado por sentado del calentamiento global, como si fuéramos culpables de sus gastos de electricidad. Veamos, no soy yo la que tiene tantos lustros encendidos en la mansión de 23 habitaciones del ex vicepresidente cuentero Al Gore; tampoco viajo en Falcon como Pedro Sánchez sólo para verse en otro espejo, que el de Moncloa deforma, qué tal le queda la camisa sin corbata.

Sin embargo, nos siguen amedrentando con el calentamiento global y tal… Aunque cinco minutos más tarde, nos tiran encima la paletada de nieve, ¿o de caca?, de que nos congelaremos en invierno. 

¿En qué quedamos, el planeta bulle por nuestra culpa, o por el contrario moriremos congelados también por nuestra mismísima culpa el próximo invierno? ¿Finalmente se calienta o se enfría el planeta? Porque si el calentamiento global es tan evidente y real como preconizan para qué marearnos con la alarma de que el invierno será durísimo. ¿O, de lo que se trata es de robarnos a mano armada con las altísimas facturas de la electricidad mientras intentan acobardarnos y convertirnos en sus presas, perseguidas y despavoridas?

Que apago los telediarios es un hecho, y que se caiga el mundo es otro

Ah, claro, ahora vendrán con lo de que cuando el planeta se calienta, luego se enfría. Bueh, eso lo sabemos de sólo sacar las cajuelas de hielo del congelador. Oh, cierto, es que tampoco saben hacer hielo casero de toda la vida…

Pues mira, por mí que pase lo que tenga que pasar, pero que apago los telediarios es un hecho, y que se caiga el mundo es otro. ¿Para qué cojoño tengo que pagarles yo ese placer con el que te mira la periodista desde la ridícula pantalla para con sonrisita de medio lado anunciarte cada día de que eres el culpable de tu propio exterminio? ¡Al carajete y la vela!

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