El Tribunal Constitucional ha cumplido. Lo ha hecho de forma unĆ”nime, incluyendo a la magistrada Encarna Roca, que llegó allĆ de la mano de CiU y que ha sufrido una tremenda campaƱa en CataluƱa por mantener su criterio respecto a la dejar en suspenso, primero el referĆ©ndum, y luego el āreferendilloā. Pero es igual, Mas y los suyos mantienen la consulta popular, desoyen, desobedecen la decisión del Alto Tribunal. Sorprende mĆ”s que alguien hubiera sobrevalorado a los representantes del Estado en CataluƱa y pensara que desconvocarĆan la consulta en coherencia con el fallo del Constitucional.
Es verdad que las āastuciasā de Mas dejaban entrever que ignorarĆan la decisión del Tribunal, como ignoraron una docena de sentencias en materia de enseƱanza porque condenaban su modelo educativo excluyente con la lengua espaƱola. Entre ellas la del Tribunal Constitucional, que consideraba al castellano como lengua vehicular de la enseƱanza en CataluƱa, junto con el catalĆ”nĀ». Cómo serĆa distinto todo, si el Gobierno de Madrid hubiera seguido aquĆ©l magnĆfico consejo de doƱa Elena Francis: āVale mĆ”s ponerse una vez ācoloraoā, que cien veces amarilloā
Muchos estĆ”bamos convencidos de que el āMesĆas Arturā no darĆa su brazo a torcer, total por media docena de artĆculos de la ley de leyes espaƱola. EstĆ” claro, que los que gobiernan la Generalitat se burlan con escarnio de EspaƱa, de sus Instituciones y de su Constitución. TambiĆ©n estĆ” claro que los instrumentos del Estado no han tratado este asunto con el rigor necesario. Quiero decir que han hecho la vista gorda en una relación condicionada por la polĆtica y las futuras necesidades que tenga el PP de ConvergĆØncia i Unió.
Otro gallo cantarĆa si el Fiscal General del Estado hubiera percutido a Artur Mas por malversar fondos pĆŗblicos, con los gastos del referĆ©ndum despuĆ©s de haber sido suspendido. O contra el consejero de EnseƱanza que ha movilizado āvoluntariosā que son funcionarios pĆŗblicos que pagamos todos; o escuelas que tambiĆ©n son de todos. SerĆa distinto, si hubieran actuado contra la Generalitat cuando su CAC amenazaba a las voces discordantes, o cuando la Generalitat obligaba a medios privados a emitir anuncios pro-consulta. Todo serĆa diferente si alguien le hubiera dicho a Mas que si considera āadversarioā al Estado espaƱol, no puede representarlo, ni siquiera formar parte de Ć©l.
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Pero no fue, y no va a ser asĆ. En el Gobierno de Mariano Rajoy prevalece la convicción de que enfrentarse y prohibir el āreferendilloā, es peor que tolerarlo, como si fueran hemorroides. No se puede negar que, en tĆ©rminos de corto plazo polĆtico, es asĆ. Pero, siquiera por cómo dejarĆ” las cosas a futuro. Siquiera por los próximos desafĆos y escarnios que amenacen a la Nación espaƱola, por sus leyes y sus Gobiernos; el cortoplacismo, la pereza, la falta de fuste moral, deberĆan orillarse en aras de algo de mĆ”s valor: el respeto a nosotros mismos. Hablamos de la superioridad moral del que aplica las leyes. Gobernar es eso, no es atender cĆ”lculos de oportunismo. Agachar la cabeza y tragarse esto, es la peor de las decisiones, porque entierra a EspaƱa.Ā