«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Dos escenarios

18 de noviembre de 2014

La desintegración, no nos engañemos, del Estado Español como ahora se dice eufemísticamente tras quinientos años de historia común,  lleva aparejadas unas consecuencias que no parece que  ni unos ni otros acaben por darse cuenta, unos por insensatos nacionalistas románticos, o sinvergüenzas sin más, y otros por su pasividad y resistencia a emplear medidas más realistas y drásticas, que eviten semejante desastre humano y económico.

Un escenario sería el de un colapso económico en que las compañías domiciliadas en Cataluña se verán avocadas a mudar su sede social o a perder su principal mercado, los recursos del nuevo estado se verían fiscalmente diezmados, con una consiguiente brutal competencia económica, el tema se ve con más claridad en el caso del futbol:  el Barcelona tendría que jugar la liga catalana, sin bromas, pasaría a ser un equipo local que tendría que liquidar su plantilla y jugar con sus vecinos;  lo mismo ocurriría con todas las grandes empresas catalanas. Eso supondrá un paro masivo en la región y una emigración al resto de España, pues no creo que en Francia los vayan a acoger cariñosamente, la última vez los metieron en campos de concentración guardados por gendarmes senegaleses o se alistaban en la legión extranjera como carne de cañón para el frente. Eso generaría conflictos sociales y fronterizos que en media de las pasiones podrían llegar a ser violentes. ¿A cuántos habitantes de la península les afectaría? Téngase en cuenta que también el resto del mercado español se vería seriamente perjudicado, con lo cual el paro más allá de las fronteras catalanes se vería igualmente incrementado, produciéndose una fuerte  resistencia a la emigración interna. La salida de dinero sería masiva, una cosa es el corazón y otra la cartera, como bien nos ha demostrado el Sr.Pujol. ¿Cuántos catalanes conservarían sus cuentas en instituciones catalanas? Para evitarlo: el corralito no solo en Cataluña sino en España. Se tendría que suspender la libre circulación de capitales.  ¿Quién viendo esa situación caótica conservaría, si puede evitarlo, el grueso de su dinero en un banco español? Por si acaso… ¿Qué haríamos con los catalanes españoles que expulsados de su tierra por la presión social y política huyen de la obvia dictadura que se derivaría de tal situación? Pensemos detenidamente, no con la ilusión sino con la cabeza y la experiencia: cuando se desata una crisis de esta naturaleza, se sabe como empieza pero nunca como termina, esto no es una exageración, es real, acordémonos de la anarquía de la primera república y del conflicto del 36.

Siguen los políticos, PSOE sobre todo y PP, creyendo que no pasa nada…  Hay grupos separatistas que quieren funcionar fuera del sistema, son un proyecto de estado en fase  constituyente, la ley no significa nada para ellos, y es lógico, lo que no es lógico es que no se les pare los pies. Entiendo que la solución del general Batet hoy no estaría bien vista, pero hay medidas más decisivas que las que se está tomando. La gravedad del hecho reviste tales características que se debe recurrir a procedimientos más expeditivos, económicos por ejemplo.  Empezaron erosionando a la nación española desde la misma transición y fueron horadando las instituciones hasta prácticamente destruirlas en sus zonas respectivas, por debilidad y conveniencia política de los principales partidos.

Por supuesto frente al anterior escenario cabe la momentánea solución, que parece que apunta maneras con estos gobiernos tanto del PP como del PSOE, que sería la rendición incondicional encubierta por  palabrería  pseudo-legal: dejarles vivir independientes con “derecho de pernada” en España y dentro de la UE. Ganar tiempo y esperar a ver si la cuestión se resuelve por arte de magia. A la corta o a larga ¿de verdad creemos que los demás ante tal privilegio se iban a quedar parados o iban también a reclamar su independencia y tomar contramedidas? ¿Por qué no, se dirá,  si lo hemos aceptado para el País Vasco? De hecho económicamente son independientes y ¿hay mayor independencia?  ¿Se revolverán las regiones perjudicadas?  Desembocaríamos en una situación parecida a la descrita en el primer escenario mientras partidos populistas agitan las masas.  Parece un “deja vu” de la primera república. En resumen anarquía y desconcierto, ruina y amenaza de contagiar a media Europa, pobreza y violencia, y si no acaba con derramamiento de sangre será la primera vez en la historia del mundo. Unos y otros seguimos dormidos, repitiendo que nunca pasa nada y nos hemos olvidado del verdadero y último sentido e la Unión Europa: No más guerras. 

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