«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

España, país corrupto y fraudulento

5 de diciembre de 2013
  • El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente a noviembre señala que el principal problema que perciben los españoles es, sin duda, el desempleo, a gran distancia del siguiente, que es la corrrupción y el fraude. Las cuestiones de índole económica, los políticos, la sanidad y la educación les siguen en importancia. No hay, pues, grandes sorpresas. Sin embargo, llama la atención que el resto, hasta 35 señaladas a los entrevistados en el cuestionario, merecen claramente muy escasa relevancia. Lo primero que salta a la vista es la poca correlación que existe entre muchos asuntos que en los medios de comunicación se presentan con tintes dramáticos o escandalosos (la violencia contra la mujer, el racismo, las pensiones, las hipotecas, la juventud, los problemas medioambientales…) y la visión que los ciudadanos tienen de ellos. Diríase que la gente percibe que se la quiere adoctrinar en determinadas cuestiones, y se resiste a aceptar según qué dictados que interpreta como ideológicos, tanto de los partidos políticos como de los medios.

    Como es natural, existe una coincidencia sustancial, con algunas variaciones menores, entre los problemas percibidos como más importantes y los que más directamente afectan en lo personal a los entrevistados. Hay, sin embargo, una excepción digna de mención: nos referimos a la corrupción y el fraude. Muchos ciudadanos tienen en su entorno de relación, familiar o laboral, a personas en paro, a enfermos o a niños y jóvenes cursando estudios. Sin embargo, la experiencia personal de ser víctima de un caso de corrupción o un fraude a las arcas públicas no es algo lo bastante extendido como para justificar que, según el dicho, los encuestados cuenten la feria según les va en ella. Más bien parece que estamos ante una reflexión –o una impresión– de carácter general, independiente en buena medida de la peripecia personal o familiar. Además, en no pocos casos, el contacto con alguna actividad o predisposición fraudulenta no se percibe como un problema, sino que se acepta como un modo de supervivencia o de escapatoria de un Estado burocrático asfixiante. El caso probablemente más extendido sea la economía sumergida. En esos casos, es razonable pensar que quienes tratan de eludir sus obligaciones fiscales no han contestado señalando eso como uno de los problemas principales de la nación, sino que han interpretado la pregunta como referida a los casos de corrupción o fraude a los que no tienen posibilidad de acceso.

    Sea lo que fuere, el caso es que los españoles perciben que su país está infectado de forma importante por la corrupción. No queremos pasarnos de optimistas, pero el principio de la corrección de un error extendido es cobrar conciencia de que el error se está cometiendo.

 

.
Fondo newsletter