«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Vicepresidente Primero Acción Política de VOX. Jefe de la Delegación de Vox en el Parlamento Europeo. Abogado del Estado
Vicepresidente Primero Acción Política de VOX. Jefe de la Delegación de Vox en el Parlamento Europeo. Abogado del Estado

Esquilmados

1 de septiembre de 2024

Theodore Roosevelt, en varios discursos del año 1910, declaró que la misión política suprema de nuestros días consiste en expulsar a los grupos de interés de nuestra vida pública. Ciertamente, no lo consiguió y acabó encerrado en la maraña de intereses tejidos por las entonces todopoderosas corporaciones industriales, pero su visión política de que el poder oligárquico concentrado es un enemigo mortal de la soberanía de la nación, de la democracia como forma de gobierno y de la buena y sana autonomía de comunidades locales, es crecientemente una opinión mayoritaria entre españoles y europeos.

No hay sector de la actividad humana en que el Estado no haya desplegado una pretendida «política pública» dirigida a resolver supuestos problemas de igualdad o redistribución, con resultados más bien nefastos pues por donde vamos vemos injusticia y desigualdad, pero lo característico de las últimas décadas es que esas políticas suelen arrendarse —en condiciones de monopolio u oligopolio— a grupos de interés que son los que influyen sobre los políticos orientándoles a la toma de decisiones.

La acción de esos grupos de interés y oligopolios se dirige en dos direcciones: por un lado, la subida o control de los precios; y por otro, el control real de las decisiones políticas que, supuestamente, por ser una democracia, debería estar en manos del pueblo a través de instituciones sujetas a control, transparencia y rendición de cuentas. Pero no es así.

El control de las fronteras y las políticas inmigratorias se han arrendado a Estados extranjeros —en manos de sus propias camarillas, mafias y grupos de interés– a través de pagos directos, ayuda al desarrollo y cooperación internacional, y de oenegés cuya cuenta de resultados se nutre de las dotaciones presupuestarias, ordinarias y extraordinarias. Y todo sale de tus impuestos y tus bolsillos. Cada año, cada mes, cada día más caro, ineficiente y contrario a los intereses de España. El colmo es la regularización extraordinaria de 500.000 ilegales que pagarás tú, da igual a quien hayas votado, y sin que te pidan opinión.

Esos grupos de interés no son neutrales ideológicamente y sobre todo su modelo de negocio es que no haya un efectivo control de la frontera; antes, al contrario, que se aumente la demanda y con ello los pagos del Estado; digo, de tus bolsillos, vía impuestos. Populares y socialistas, sin excepción, han contribuido a crear este modelo y a su sostenimiento, elección tras elección. Indistintamente, sin que entre ellos haya ninguna diferencia.

La instrucción de nuestros hijos en los colegios se ha dejado en manos de unas pocas editoriales que redactan los libros de texto; actuando como un poder concentrado. Editoriales que suben los precios año a año, mientras ni un solo político socialista o popular ha hecho nada para evitar los cuantiosos gastos que las familias deben afrontar durante este mes de septiembre. Tampoco esos grupos de interés son neutrales ideológicamente y las mentes de nuestros hijos se emponzoñan con la falsificación de la historia, la confusión en la biología o el adoctrinamiento en cuestiones tan determinantes como el sexo, la familia o la nación. El Gobierno baja el IVA al 4% de los libros de texto, pero como la base impositiva (precio del libro) sube, el Gobierno incrementa la recaudación y también las editoriales. Tú pierdes. Ellos no.

Son sólo dos ejemplos. Podemos poner decenas de ellos; y lo haremos. A través de un sistema impositivo atroz, los partidos políticos (PP, PSOE, separatistas, sin distinción) aniquilan la capacidad de respuesta económica y moral de las clases medias, de los pequeños empresarios y de los autónomos, empobreciéndolas y haciéndolas cada vez más dependientes del poder político; que a su vez cada día es más dependiente de los grupos de interés que siempre suelen salir bien parados de las reformas legislativas; ya sean fiscales o regulatorias.

Ni autónomos ni pequeños o medianos empresarios pueden reunirse con Sánchez y Begoña en la Moncloa, como tampoco lo pudieron hacer con Rajoy, Zapatero, Aznar o González. Las puertas del palacio se abren sólo para esas élites que nos han declarado la guerra desde hace décadas.

Mientras, en nuestro Aquí y nuestro Ahora, las pensiones siguen gravadas en el IRPF, el IVA esquilma a las familias y especialmente a las numerosas, base de la prosperidad presente y futura de la Nación; ni PP ni PSOE han eliminado la plusvalía municipal que incrementa artificialmente el precio de la vivienda; Almeida se forra poniendo sanciones a la libre circulación de las clases menos favorecidas; sube el precio de los libros de texto y del material escolar, y ni un solo aspecto de nuestra vida deja de estar sujeto al poder sofocante de políticos sometidos a sus grupos de presión.

Nuestra libertad real, profunda, pasa por ser dueños de las decisiones que afectan a nuestras vidas. Y por ejercer libremente la libertad de denunciar a los responsables.

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