Ayer, poco antes de irme a dormir, leía en alguno de los lugares de Internet, y hasta creo que lo comentamos en Twitter, la «noticia» de que ETA habia decidido mostrarnos algo de su arsenal de armamento, y para verificar su autenticidad se decidió a emplear a dos «verificadores». La palabra sonaba un poco a broma de no ser porque el contexto de la banda es mas que dramático. Pero, en fin, lo cierto es que esos verificadores constatan la existencia —creo que eso es verificar— de unas pocas armas y explosivos que en conjunto son casi menos de las que pueden localizarse en algunos armeros de ciertas fincas de caza españolas. Y esta mañana, al encontrarme de nuevo ante la noticia, me surge inevitable la pregunta: ¿y con esto qué nos quieren decir? ¿Cuál es el objetivo perseguido?
Partamos de la base de que ETA anunció hace tiempo que renunciaba a matar. Asumamos el postulado como cierto. Pues si las armas solo sirven para matar, ¿para qué me las enseña ahora?. Una pistola si no es para matar solo puede servir para objeto de museo o para fundir el metal. Por tanto, ¿qué nos quiere decir ETA con esa prueba de que tienen armas? Ya lo sabemos, y desde luego muchas mas —con total seguridad— de las que muestran a los verificadores. ¿Entonces? ¿A qué viene esta muestra ridícula en tamaño y obscena en su existencia? Uno podría pensar que contiene una suerte de amenaza: sepan ustedes —nos diría la banda— que es verdad que decidimos dejar de matar, pero tenemos armas, lo que quiere decir que nuestra decisión calificada de «irreversible» gozaba de la «irreversibilidad» que deriva de una «compensación», esto es, de una «negociación», de modo que pónganse ustedes, Estado español, a negociar porque de otro modo podría ocurrir el indeseable efecto de la desaparición de la irreversibilidad.
Está aclaro que a pesar de las horas tempranas en las que escribo soy un mal pensado, al menos para aquellos que han decidido que el camino es el pacto, la negociación. Pues nada, ¡qué le vamos a hacer!. Yo, personal e intransferiblemente, creo que se busca algo tan concreto como compensaciones que en el fondo sirvan para «legitimar» o dar algún sentido a los asesinatos de inocentes. Me explico: ETA nació como organización para segregar una parte del territorio español y francés para constituir un fantasmagórico Estado Vasco basado en consideraciones raciales, en una supuesta opresión de españoles y franceses, en una imaginaria reconstrucción de un Estatuto Político de ese pueblo que jamás existió, y, para remate, ese supuesto Estado Vasco de componente racial debería edificarse conforme a los postulados del socialismo radical. Hasta ahí no pasaría de un sueño en forma de pesadilla de una noche larga de invierno lluvioso. Pero es que para conseguir semejante locura se dedicaron a matar inocentes. A asesinar al servicio de la demencia.
Pues bien, ETA enseña para conseguir negociación. Punto y final. Y el objetivo de esa negociación no es solo la libertad de presos, el cierre de causas penales, los acercamientos a cárceles «vascas», los terceros grados y libertades condicionales. No. Es mas profundo. Busca demostrar que todos esos asesinatos tenían sentido político. Que nacieron de lo que llaman el «conflicto». Ya…Pero, ¿cómo conseguirían semejante resultado? Pues si el Estado negocia, porque la simple negociación implica situar al Estado español en la posición de sujeto que dialoga con un ente fantasmagórico que encima es una máquina de matar inocentes. Pero además de sentarse a negociar, ETA quiere escenificar su «triunfo». Si, por ejemplo, deja las armas y a cambio consigue que las Fuerzas de Seguridad españolas abandonen totalmente el País Vasco, podrá decir que los asesinatos han servido para algo, y ese algo será la «liberación del pueblo vasco de las fuerzas de ocupación», o cualquier otra frase por el estilo. Y no digo nada si a cambio se les entrega la posibilidad de un referéndum de independencia.
Así que las ideas claras y el chocolate lo mas espeso posible, como decía mi abuela. ETA quiere legitimar sus asesinatos. La obligación moral del Estado español es dejar constancia para la Historia de que ETA fue una banda que asesinó a inocentes en un proyecto fantasmal de construcción de un Estado inconcebible al servicio de un colectivismo radical capaz de anular al individuo como persona merecedora de dignidad. Y eso debe quedar así. No por venganza. Simplemente por dignidad y respeto a las víctimas, que no son solo los fallecidos, ni sus familiares, sino todos, aunque es obvio que unos han sufrido —y siguen— mucho mas que otros. Pero todos tenemos el deber de exigir al Estado español que no contribuya a escribir la historia con trazos falsos. Y mucho menos a legitimar asesinatos de inocentes en un irreal «conflicto»