«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Explicaciones, justificaciones y pretextos

26 de junio de 2014

Pablo Iglesias ha afirmado que los crímenes de ETA tienen «explicaciones políticas» y que por eso los Gobiernos de Suárez, de González y de Aznar se sentaron en algún momento a hablar con la banda. La solución al terrorismo ultranacionalista vasco, según el portavoz de Podemos, pasa por «comprender» estas explicaciones y de esta manera hallar «soluciones políticas».

Iglesias no ha condenado las atrocidades etarras ni se ha manifestado en favor de la derrota de ETA por el Estado de Derecho. De su planteamiento se desprende una notable confusión conceptual porque una explicación jamás puede ser una justificación y hay que distinguir entre explicación y pretexto.

Los asesinatos y torturas cometidos por la organización del hacha y la serpiente se han valido de un supuesto conflicto político, que jamás ha existido salvo en sus mentes calenturientas, pero que, en caso de ser real, nunca podría legitimar en un contexto democrático los tiros en la nuca, las bombas o las extorsiones. La utilización de la violencia sólo es admisible si existe un poder opresor que viola sistemáticamente derechos humanos fundamentales mediante la coacción y la represión física. Cualquier otra discrepancia en el seno de una sociedad civilizada y sujeta al imperio de la ley, debe ser resuelta a través del diálogo y la negociación, sin recurrir a las armas.

Al referirse a «explicaciones políticas», Pablo Iglesias se pone del lado de la barbarie y mancilla la dignidad y el dolor de los centenares de víctimas inocentes de la insania de ETA. Bajo sus maneras suaves y su semicontenida sonrisa displicente, el recién elegido eurodiputado oculta una peligrosa voluntad totalitaria y un absoluto desprecio por las libertades.

El millón largo de votos obtenidos por Podemos sí tiene una explicación: la desesperación y el deseo de venganza de amplios sectores de la población empujados a la precariedad por un sistema partitocrático corrupto e ineficiente. Sin embargo, el camino propuesto por Podemos no aliviará las penalidades de los que hoy sufren las consecuencias de la crisis, aunque sin duda generalizará la miseria.

Por eso, el proyecto de Iglesias es tan repulsivo en términos morales. Lejos de buscar el alivio de los que sufren, busca explotar su angustia para conseguir el poder e imponer una pesadilla orwelliana al conjunto de la ciudadanía. Podemos, como el chavismo o el castrismo, no consiste en la redención de los oprimidos, sino en el aprovechamiento de los errores y los abusos de venales elites extractivas para acabar con la libertad.

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