Bastantes años atrás, conocí a un singular sujeto que me juraba y perjuraba que no sólo mantenía contactos con individuos de un planeta llamado Ganímedes, sino que, además y por si fuera poco, esos contactos fructificaron en una suerte de amistad planetaria que se tradujo en una invitación para visitar ese trozo del espacio cósmico, de modo que un día señalado, —creo que el de la exaltación de la Santa Cruz, fiesta obligatoria para los templarios— en un lugar que no quiso desvelarme, despegaría en una nave ultrasónica con ese destino galáctico. Ignoro si ese viaje se culminó, pero lo cierto y verdad es que jamás volví a verle, como decía la preciosa canción de Serrat, “palabras de amor”.
Dicen que el sueño es un estado alterado de conciencia. Será, si eso cuentan los expertos, y de ser cierto mi conciencia de la pasada noche se vio seriamente alterada porque soñé con ese sujeto, y, por si fuera poco, con su amigo de Ganímedes. La patología del sueño consistía en el que el individuo en cuestión —el cósmico, no el terrestre— me pedía opinión sobre un trozo de nuestro planeta tierra llamado Andalucía. Era una suerte de sociólogo cósmico y deseaba profundizar sobre los modos de pensar y de comportarse de los habitantes de esa zona del Sur de España. No me refería el sujeto en mi sueño la finalidad concreta de su demanda, de su curiosidad o interés, que de todo debía existir, y no me aclaraba si, además de una pretensión académica, podría tener una intención mas o menos oculta, y debo confesar que en sus gestos, en su lenguaje corporal intuí que aluna pretensión invasora podría rondar por su mente hiper-extra-desarrollada.
Le conté con alegría que Andalucía es una zona privilegiada de España, con tres de las ciudades —Sevilla,Granada, Córdoba— más conocidas de Europa y casi del mundo, con tierras de cereal capaces de proporcionar mas de cinco mil kilos por hectárea, con mas de 600.000 hectáreas de olivar, con acceso al Atlántico y al Mediterráneo, con un clima y sus derivados microclimas realmente envidiables, con siglos de cultura en el esplendor del arabismo, que vio florecer a la mística sufí, a la filosofía de Avicena y Averroes, a la arquitectura de la Alhambra y la Mezquita de Cordoba, en fin, una tierra de promisión deseada, amada, querida tanto por los viejos judíos en su amor por Sepharad como los que, instalados en el Islam, siguen considerando como cosa suya el mítico Al-Andalus
El oriundo planetario no entendía demasiado la letra pero le sonaba muy bien la música, sobre todo porque en la expresión de mis ojos y en los trazos de mis sonrisas mientras parlamentaba, se descubría, no sólo admiración sino, seguramente, un serio y denso cariño por esa tierra de María Santísima, en la que las flores nacen al compás de la fiesta por bulerías gitanas, los cielos riegan los naranjos para que inunden a los hombres con olor de azahar, a las almas con la poesía que desde tiempos de el rey Al Mutadih sigue fascinada con los brillos ondulantes del Guadalquivir, una tierra en la que el arte es denominador común y el tiempo una variable al servicio de lo verdaderamente humano.
Impresionado por mi descripción, el cósmico me preguntó acerca de quien mandaba en esas tierras. En ese instante la sonrisa se borró de los labios y el brillo desapareció de los ojos. Tuve que relatarle la verdad. Le conté que durante los últimos treinta años mandó, con mando en plaza, un partido político, que, tras ese dilatado período de ejercicio del poder, consiguió que el paro superara el 30% —el mayor de España— que el paro juvenil sobrepasara el 60%, que la pobreza afectara a mas del 24% de la población, que los comedores de Cáritas se encontraran repletos, que tenia a dos ex-presidentes del Gobierno de esa Región declarando ante el Tribunal Supremo por asunto penal, que se vio involucrado el partido gobernante en dos de los escándalos mayores de la historia, el de los Eres y el de los Cursos de Formación, que se comentaban compras de droga con dinero público, que tenia directores general y consejeros en prisión…No quise continuar porque la mirada de aquel sujeto venido de otro lugar del cosmos expresaba un nivel de sorpresa tan profundo que consideré mas apropiado el silencio. Y es que uno sigue siendo un patriota.
No sé que sucedió, pero lo cierto es que sin mayores explicaciones, el sujeto se marchó por donde había venido. Imaginé que mi relato le debió resultar ilustrativo para decidir ausentarse del escenario descrito.
Cuando se fueron, —el terrestre también tomó las de Villadiego— y siempre en mis sueños, imaginé una votación democrática. Supuse que semejantes destrozos serían pagaderos en demolición de sus causantes. Pues no. Resulta —insisto, siempre soñando— que por alguna extraña razón los andaluces hacían oídos sordos y ojos ciegos a todo lo descrito y seguían votando y votando a los autores del destrozo. Me resultaba imposible creerlo, siquiera soñarlo, porque las encuestas decían que los políticos eran un problema grave, sus partidos políticos también, que la clase política era…en fin, que no sólo los destrozos provocados sino, además, la indignación causada entre los habitantes de aquella zona de España impediría semejante repetición del voto a quiénes consideraba ineptos en la gestión e inmorales en el manejo de los dineros.
Me desperté. Me acerqué al ordenador y comprobé que, Freud aparte, mi sueño era cierto. No en lo de Ganímedes, pero sí en los resultados de la votación soñada. El PSOE, ahora en la pura, dura y cruda realidad, seguía mandando en Andalucía. Ahora con mas legitimidad que antes porque podría hacerle un corte de mangas a los procedimientos judiciales abiertos por corrupción, una vez demostrada su inocuidad en términos de voto.
Por si fuera poco, el partido de la oposición, el PP, que jamás habia conseguido gobernar en Andalucía, se veía igualmente afectado por gravísimos casos de corrupción. Y caía en voto, pero seguía con un porcentaje cercano al 30 por 100. En su peor momento….Increíble de toda incredulidad que con el destrozo que decían causó en España siguiera cosechando ese nivel de voto andaluz.
Y las esperanzas puestas en dos partidos que se llamaron emergentes no dejaron buen sabor de boca. El de izquierda radical, llamado Podemos, que se creía partido con opción de gobernar, se quedó en 15 escaños, menos de la mitad de los alcanzados por el PP en su peor momento, y menos de una tercera parte de los que recibió el PSOE de sus votantes. Y el otro, Ciudadanos, tenía 9 Diputados, lo que era un éxito subjetivo, pero que indicaba que para convertirse en una opción de gobierno necesitaría multiplicar por cinco sus escaños y casi por cuatro sus votos….
Decían que se acababa el bipartidismo, que se desmoronarían los partidos convencionales, que Podemos arrasaría, que la gente…Se decían tantas cosas.…
Al final los andaluces han dicho lo suyo: PSOE y PP siguen mandando en el parlamento. Podemos es mas que Izquierda Unida. Pero de momento eso es todo. Ciudadanos una es opción romántica pero de momento lejos, muy lejos de ser una posibilidad real de gobernar. Me pregunté si esto, que era una foto, tendría valor como vídeo, es decir, ¿qué pensar del futuro?
Pues a la vista del presente prefiero no pensar nada, no vaya a ser que me vuelva a equivocar tan rotundamente. “Necesito un poco de esperanza”, de me decía un amigo al comentar estos resultados. Pues la única esperanza que veo en el horizonte con posibilidades de poder, es Esperanza Aguirre, en Madrid. Está claro que no es mi favorita, pero eso no me ciega. No se por qué pero me da a mí que tiene que estar contenta con estos resultados de Andalucía. Le vienen, a mi modo de ver, como anillo al dedo. Para la alcaldía y más cosas. Y es que en la vida la suerte cuenta. Pero, en fin, soñar será un estado alterado de conciencia, pero cuando menos no cuesta demasiado. Es lo que hay.