«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Nuestras faltas, tan graves

4 de diciembre de 2013

El Gobierno ha firmado un anteproyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, así llamado. Su objetivo no es la seguridad del ciudadano, sino la del propio Estado. Considera una falta leve “las manifestaciones públicas efectuadas a través de cualquier medio de difusión cuya finalidad sean las injurias o calumnias a las instituciones públicas, autoridades, agentes de la autoridad o empleados públicos, cuando no constituyan delito, así como la falta de respeto y de la consideración debida a la autoridad o a sus agentes en el ejercicio de sus funciones”. Tres faltas leves, como ésta, y se considerará una falta grave, punible con una multa de hasta 30.000 euros. Nueve faltas de respeto a la autoridad serán tres infracciones graves, con lo cual se considerará una falta muy grave, punible con hasta 600.000 euros. Las autoridades públicas se quedan con nuestro dinero, lo malgastan, nos mienten por sistema, se entrometen en nuestra vida, condicionan nuestros negocios, y desconocen lo que pueda ser tener respeto por nuestras decisiones y nuestra autonomía. Pero descojonarnos de ellas o pagarles con la misma moneda nos puede llevar a la ruina.

Es grave consumir alcohol si molestas a los vecinos. También lo es cultivar marihuana sin molestar a nadie, da igual que la vendas o no. Portar armas fuera de los lugares habilitados para su uso. “La desobediencia o la resistencia a la autoridad o a sus agentes en el ejercicio de sus funciones”, cuando desobedecer a la autoridad si tu conciencia te lo impone no sólo es un derecho, sino un deber de todo buen ciudadano. Y muy grave celebrar espectáculos, si se prohibieron “por razones de seguridad pública”.

Detrás de muchas de estas disposiciones se pueden ver, ahí están, las motivaciones políticas que tienen que ver con los actos de propaganda de ETA y su entorno. El Gobierno puede favorecer que el grupo terrorista maneje bastones de mando, pero no que se haga notar. También se ve el objetivo de parar las manifestaciones violentas, de izquierdas, con cualquier medio, sin que quede rastro de cualquier exceso. Y, de paso, le aprietan las tuercas a quien posea armas con las que defenderse y contribuir, de verdad, a la seguridad ciudadana. O a quien consume lo que seguramente no debiera, pero no molesta a nadie.

El otro día, el hombre de la camisa blanca, Esteban González Pons, dijo que el PP es un partido con “dirigentes tan honrados como todos, pero el único que puede sacar a España de la crisis”. Es decir, que el PP es tan corrupto como el PSOE, pero menos inepto en economía. ¡Muy bien dicho, Esteban; blancas y certeras palabras! Ahora descubrimos que no es la única coincidencia. El PSOE es el partido del terrorismo de Estado, con los GAL. Es el de la patada en la puerta. El que ha decretado el estado de alarma. El que ha manipulado el mayor atentado terrorista de Europa en los últimos años para ganar unas elecciones. Ahora el PP, que en otro tiempo se identificó con las libertades, también va a ser tan honrado y tan liberal como el PSOE.

 

.
Fondo newsletter