Mientras escribo estas líneas veo que en el Telediario de La 1 están hablando del día del jersey feo. En realidad son simplemente jerseys navideños. Ya han despachado hace muchos minutos el día feo que fue este jueves en el Congreso de los Diputados. Día más bien negro. El día en el que Pedro Sánchez machacó en la distancia y de manera definitiva nuestro modelo de Estado de derecho. Muchos fueron al fin conscientes de que nos gobierna un absoluto pervertido democrático sin ningún otro límite que su amor y admiración enfermizos por sí mismo. La mayoría, ni eso. No ha sido menor la ayuda recibida por Sánchez de los magistrados del Tribunal Constitucional –entre ellos el antiguo fiscal general Cándido Conde Pumpido–, esos valientes jueces que no han tenido en 12 años, ya camino de 13, tiempo ni ganas para pronunciarse sobre la ley del aborto del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Lo de Sánchez es como la Superliga pero al revés: en vez de intentar crear una competición propia para huir de la corrupción, les crea un estado corrupto a los delincuentes para que ya no tengan ni que huir como el forajido Puigdemont, que cualquier día de estos vuelve por España y les dice a los jueces cómo lo tienen que juzgar. Así se puede unir al grupito de magistrados súbitos fundado por Patxi López e Irene Montero, que dan lecciones de Justicia mientras sueltan golpistas y agresores sexuales.
Ya es mala suerte que los dos únicos partidos españoles con experiencia en golpes de Estado, en darlos, el PSOE y ERC, se hayan vuelto inseparables
Por cierto que ya hay 86 violadores y violadoras -si vamos a ser inclusivos, vamos a serlo siempre, que le han rebajado la pena también a tres animales o animalas que violaron a otra presa en una cárcel de mujeres-. Todo en la semana que aprueban una nueva ley del aborto aún más asesina, eliminan el delito de sedición y rebajan el de malversación hasta de facto hacerlo desaparecer. Lo mínimo que espero del PP si Sánchez alguna vez permite que vuelva a gobernar es que le rehaga un código penal a medida a Luis Bárcenas, a ver si aquí solo van a poder robar y dar golpes de Estado tranquilamente Junqueras y sus amigos. Ya es mala suerte que los dos únicos partidos españoles con experiencia en golpes de Estado, en darlos, el PSOE y ERC, se hayan vuelto inseparables.
La semana más triste para España desde octubre de 2017 también nos ha traído, eso sí, sorpresas inesperadas
El fraude de Ley que nos quiere colar nuestro presidente es de tal calibre que supongo que ya ha iniciado esa curiosa metamorfosis de los izquierdistas poco respetuosos en la ley que mutan en extremaderechistas. Ahí están Eva Kaili, presunta ladrona y primera socialdemócrata de derechas de la historia, o Pedro Castillo, al que Echenique ya tenía bien calado y que se había hecho bolsonarista. Pedro Sánchez debe ser ya al menos tan ultra como los jubilados que querían dar un golpe en Alemania.
La semana más triste para España desde octubre de 2017 también nos ha traído, eso sí, sorpresas inesperadas: hemos descubierto que las preocupaciones de Macarena Olona, esa mujer que según algunos medios de izquierda iba a robarle un 10% de su voto a Vox, son muy parecidas a las de Adriana Lastra. A la socialista le quita el sueño que Isabel Díaz Ayuso vaya a salir en MasterChef esta Navidad. A Olona que el día en que Sánchez se asegura que ninguna institución pueda oponerse a ninguna de sus decisiones, se aprueben también los permisos menstruales. Cualquier día nos enteramos de que su Community Manager es Javier Ortega Smith. Cuestión, como cuando Sánchez piensa en él, de prioridades.