Hasta hace poco era inevitable que el comunista Gustavo Petro llegara a la presidencia de Colombia. Su proyecto, que sucede a sus años como guerrillero en el grupo terrorista M-19, subía como espuma en las encuestas y lo hacía campante, ante el hecho de que no contaba con un adversario a su altura. Pero apareció Federico Gutiérrez, o Fico.
Colombia iba a ser otro de los países en los que su gente iba a tener que votar, en unas cruciales elecciones presidenciales, entre la mejor de las peores opciones. La extrema izquierda rodeó a Petro hace meses, mientras que el resto del país, huérfano, se daba codazos entre precandidatos anodinos que no entusiasmaban a nadie.
Fico Gutiérrez (…) fue alcalde de la importantísima ciudad de Medellín entre 2016 y 2020, y dejó el cargo con unos índices altísimos de aprobación
De la consulta de precandidatos de la centro-derecha, afortunadamente, surgió Fico Gutiérrez, un político de carrera que fue alcalde de la importantísima ciudad de Medellín entre 2016 y 2020, y dejó el cargo con unos índices altísimos de aprobación, consecuencia de una muy buena gestión en la que priorizó la seguridad, la innovación, la educación y la inversión extranjera.
Inmediatamente después de que Fico ganara la consulta de la coalición de la centro-derecha, el candidato del partido uribista Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, se retiró de la contienda para respaldar al exalcalde de Medellín.
Fico Gutiérrez no solamente es la mejor alternativa dentro de la centro-derecha sino que es, hoy, la mejor alternativa para enfrentarse a un animal político como Gustavo Petro en las elecciones presidenciales. Y esto, sin duda, es lo más importante hoy.
Sólido intelectualmente, Fico entiende cuáles son las ideas que permitirán impulsar la economía colombiana
Lamentablemente, Colombia llegó al punto en que no solo se trata de que la derecha tenga a un buen candidato, con buenas ideas, amplia experiencia y excelente formación. Eso no basta. Hoy todo se reduce a quién cuenta con el talento para ganarle a Gustavo Petro en una eventual segunda vuelta presidencial. Y Fico es ese candidato.
Fico Gutiérrez es afable, auténtico, llano y muy carismático. Sólido intelectualmente, entiende cuáles son las ideas que permitirán impulsar la economía colombiana, solventar los graves problemas de seguridad y evitar el avance de la extrema izquierda violenta que tanto caos ha esparcido en el país durante los últimos dos años.
Hoy anda recorriendo toda Colombia, yendo a las regiones tradicionalmente petrista, entrando a los bastiones del enemigo, para arrebatárselos. Y le ha ido bien. Sus mítines convocan a miles de personas. Todos le saludan. Lo abrazan. Fico poco a poco se empieza a convertir en un fenómeno, a la altura de su adversario.
Trota todas las mañanas y lo registra para sus redes sociales. Su familia lo acompaña a navegar por el Amazonas, a conversar con los indios o a visitar plazas de pueblos. Su compromiso es claro: ganar.
Esta semana estaba hablando con María, una señora de servicio que vive en uno de los barrios más pobres y violentos de Medellín. A ella le preocupa que Petro gane. Me dijo que hará todo lo posible para que gane Fico. Y me dijo que ella no está sola, que todo el barrio piensa igual. “Fico es quien está con los pobres, porque nosotros no queremos que nos regalen las cosas sino que podamos trabajar”, me dijo. “Pues por ahora, Fico es nuestra esperanza”, agregó.
